El príncipe George marca tendencia

Todas las apariciones públicas de los jóvenes príncipes y de su hijo marcan tendencia.

Javier Santacruz. 22/07/2014

El cumpleaños del pequeño George, hijo de los Duques de Cambridge Guillermo y Catalina, ha despertado el apetito comprador en el mercado del lujo destinado para niños. Los padres y abuelos, correctamente provistos de una Visa Oro o Platino, llenan de pedidos las tiendas de ropa y juguetes de lujo para sus hijos y nietos, vistiéndolos y arreglándolos como si fueran miembros de la Familia Real británica.

En este sentido, tras la boda de los Duques de Cambridge y el nacimiento del pequeño George, el interés de los británicos por la Familia Real ha crecido de forma exponencial, al igual que lo ha hecho su influencia. Todas las apariciones públicas de los jóvenes príncipes y de su hijo marcan tendencia y muy especialmente en las firmas de moda de lujo. La prensa británica bautizó este fenómeno como el ‘Efecto Kate’ que parece que continúa en el tiempo.

Según Rachel Riley, una prestigiosa diseñadora londinense, refiriéndose al príncipe George asegura que “él es como un niño de alto nivel, el cual llama mucho la atención y atrae a todas las marcas”. En este sentido, las firmas de moda luchan por vestir a George por la visibilidad que daría a sus creaciones frente al público y la prensa. Así ha ocurrido con la ropa exhibida en su primer viaje a Australia y Nueva Zelanda el pasado abril.

Los duques de Cambridge y el príncipe George en su viaje a Nueva Zelanda

En ese viaje, George vistió prendas de los más variadas, las cuales desaparecieron de las tiendas a los pocos días por la demanda existente colgando el cartel de «todo vendido”. Por ejemplo, vistió un peto con motivos marítimos que en el mercado cuesta 129 dólares en uno de los viajes en barco y en el vuelo hacia Camberra vistió un cardigan azul de 89 dólares, un polo de 69 dólares y unos pantalones cortos de 89 dólares.

Las firmas de ropa infantil que más se han beneficiado de la publicidad son desde la propia Rachel Riley hasta la firma belga Les Petite Abeilles, pasando por la española Neck & Neck. Riley agotó sus existencias en sus dos tiendas del Centro de Londres y en Madison Avenue de Nueva York, además de otros cien puntos de venta exclusivos repartidos en todo el mundo.

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