Moda con conciencia

Kenneth Cole siempre ha creído que la moda puede cambiar el mundo. Y, con más o menos suerte, nunca ha dejado de intentarlo. El diseñador estadounidense abre esta semana una tienda en Haití, cuyo gobierno lleva tiempo inmerso en esfuerzos para atraer inversiones extranjeras al golpeado país caribeño. Consideran ahora un gran éxito la llegada de los zapatos, ropa y accesorios de Cole a la periferia de Puerto Principe, que incluye una línea de camisetas diseñadas en colaboración con el artista y músico haitiano, Gregory Vorbes. Una apuesta arriesgada, aplaudida y no exenta de polémica. Como tantos otros proyectos de Kenneth Cole.

A lo largo de más de tres décadas de exitosa trayectoria, en los que ha construido un verdadero imperio de moda urbana, práctica y de alta calidad, Cole nunca ha olvidado que además de vender, busca crear una verdadera conciencia social. “Es mejor ser reconocido por lo que llevas en el alma que por lo que llevas en el cuerpo”, le gusta asegurar al reconocido diseñador estadounidense que comenzó diseñando zapatos en una pequeña tienda de Brooklyn, siguiendo la tradición familiar.

Hoy ha diversificado el producto, tiene más de 90 tiendas en todo el mundo y su nombre está en el olimpo de los grandes diseñadores norteamericanos. Pero muy pocos pueden presumir de contar con tanto reconocimiento en el mundo de la moda, como en el de la solidaridad.

A través de su fundación, Kenneth Cole está muy involucrado en una larga lista de causas sociales: desde el tráfico de armas, la pobreza o la lucha contra el SIDA. Y está considerado como uno de los primeros grandes nombres de la industria de la moda en hacerlo, aunque eso le ha costado cargar con el adjetivo de ‘polémico’ desde entonces. Como cuando diseñó la edición limitada de camisetas ‘Todos tenemos SIDA’, plasmando el eslogan de la campaña a la que se unieron Tom Hanks, Richard Gere, Alicia Keys o el expresidente de Sudáfrica, Nelson Mandela.

O más recientemente, cuando lanzó un mensaje en twitter que decía algo así como “con botas sobre el terreno o no, no olvidemos las sandalias, tacones y mocasines”, en referencia al debate político abierto en Estados Unidos sobre la posibilidad de enviar a Siria tropas sobre el terreno (boots on the ground en inglés, de ahí el juego de palabras), en pleno conflicto bélico y humanitario del país. El mensaje fue muy criticado dentro y fuera de las redes sociales, pero él jamás escondió su intención de generar polémica e incrementar las ventas.

“Millones de personas leen mis tuits inapropiados. Recibí muchas críticas. Incluso contratamos un experto en gestión de crisis en la empresa. Si buscas las listas de los grandes errores cometidos en Twitter, siempre aparecemos entre los cinco primeros. Pero nuestras acciones subieron aquel día, nuestras ventas online también, así como la actividad en cada una de nuestras tiendas. Incluso gané 3.000 nuevos seguidores en Twitter. Así que, ¿cuál es el criterio para decir que fue un error?”, se pregunta Cole, muy consciente del riesgo de utilizar la provocación para concienciar sobre cualquier causa.

Pero él insiste en que siempre seguirá usando su plataforma pública para impulsar el diálogo sobre asuntos importantes como la guerra, el SIDA o la pobreza. Y si la provocación relanza ese debate, bienvenido sea. No se va a disculpar por ello. En su agenda sigue figurando demostrar, como en las últimas décadas, que la moda puede convertirse en un potente vehículo para agitar y concienciar a la sociedad, en cualquier parte del mundo.