Beneficios del cosmopolitismo

Chifa es la denominación de una espléndida cocina, la que surgió por la adaptación de la china al paladar peruano.

Jesús Andreu. 23/01/2015
Causa con huevos de codorniz. Restaurante Chifa, Madrid
Causa con huevos de codorniz. Restaurante Chifa, Madrid

Chifa es el nombre de un gran restaurante madrileño. Pero es mucho más. Es la denominación de una espléndida cocina, la que surgió por la adaptación de la china al paladar peruano. Fusión pura antes que nadie usara este término. No es LA cocina peruana, pero es una gran cocina peruana. Su origen es incierto, pero mucho más su razón de ser, porque mano de obra china hubo y hay en muchas partes, pero en ninguna su cocina se ha fundido con la local hasta el punto de dar origen a otra nueva y excelente. También es reciente -con poco más de cien años- pero sabe a tradición porque mezcla dos de las mejores cocinas del mundo.

Este restaurante tampoco surge de la nada, sino de la crisis de crecimiento del gran Sudestada, de Pablo Giudice y Estanis Carenzo. Cuando este local se les quedó pequeño y se trasladaron, podían haber repetido la misma fórmula de éxito porque aún hoy, Sudestada puede llenar dos locales. Y más. Sin embargo, se arriesgaron al optar por esta idea y hay que agradecerles la introducción de tan deliciosa cocina. Lo que era un local original, un cubo de azulejos, luces blancas y un reloj calendario de oficina, que lo hacía parecer una sala de espera de hospital soviético, se convirtió en una caja de madera, con lámparas escandinavas de los 60 y luces cálidas. Sobriedad, sencillez y elegancia sin pretensiones para degustar una comida barroca por sus mezclas e ingredientes. No hay manteles, pero sí servilletas de tela y cubiertos que alternan con palillos.

Tallarines saltados con cerdo y mariscos y Habanero
Tallarines saltados con cerdo y mariscos y Habanero

Aquí lo chifa es más que chinoperuano, ya que se abre a lo mexicano y venezolano. Estanis conoce demasiadas cocinas y no desdeña ninguna. Si BORAGó representa las trampas del nacionalismo, él cultiva el tesoro del cosmopolitismo. El ceviche con dos ajíes, chicharro, vieira y pulpo, es fresco y chispeante. Las empanadillas de pollo y cuitlacoche son un perfecto encuentro entre Argentina y México y se acompañan de una salsa de rocoto, con la que hay que empapar el relleno, verdaderamente sabrosa. En esta visita probé la causa a la Hamanako. La causa es una de las grandes entradas peruanas y consiste en una base de excelente puré de patata coronado casi por cualquier cosa. Aquí se acompaña con huevos de codorniz (a la manera recocida y especiada de los iron eggs taiwaneses) y anguila asada. Extraordinaria.

El choripán seguro que tendrá sus adeptos pero a mí me parece más propio de una cafetería exótica que de un restaurante, ya que se trata de un bocadillo de chorizo criollo más bien pesado. Lo que realmente es notable es la salsa mexthai de chile chipotle, uno de los muchos y más populares que engalanan la cocina mexicana, sobre todo fuera, porque carece de la fuerza del habanero, por ejemplo, una especie de cóctel molotov de la gastronomía.

Asado negro con especias chinas
Asado negro con especias chinas

Entre los segundos, nunca puedo dejar de pedir los tallarines saltados con cerdo y mariscos. Los hacen aquí mismo con harina de trigo y se pueden aliñar con una salsa de picante subido que se sirve aparte. Media nécora les da sabor pero también un atractivo color rojo.

El cuadril madurado al menos durante sesenta días es soberbio, pero el asado negro con especias chinas le hace gran sombra. La salsa sinovenezolana es perfecta de sabor, textura y brillante aspecto, sin grasas excesivas y múltiples toques de anís estrellado.

Hay un postre que es casi un mito para los chocolateros madrileños. Procede del antiguo Sudestada y como no se lo llevaron al nuevo local, la presión popular consiguió que aquí se mantuviera: helados de chocolate blanco y negro, pedacitos de suculento brownie, varitas de Mikado y abundante salsa de chocolate negro negrísimo. Ninguna complicación, pero ¿es complicada la rosa?

Helados de chocolate y crema de vainilla
Helados de chocolate y crema de vainilla

No todo es chocolate (qué lástima) pero sólo hay dos postres más para los no chocolateros (qué pena). La crema de vainilla quemada es muy buena, pero mucho mejor es el pastel de tres leches con helado de mango.

La descripción de tantas bondades se completan con un amable y eficaz servicio, un ambiente informal y cocina a la vista, lo que hace a Chifa un lugar para todos los públicos y al alcance de todos los bolsillos. O sea, exotismo a nuestro alcance. (Fotos: Jesús Andreu).

Consulta más artículos de Jesús Andreu en The Luxonomist.

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