¿Tu hijo tiene alergia?
En ocasiones asociado a los síntomas de rinitis o rinoconjuntivitis, puede aparecer dificultad respiratoria (asma).
En breve llega la primavera y con ella las alergias… así que ¡debemos estar preparados! Estornudos, congestión y secreción nasal acuosa junto, muchas veces, a lagrimeo o picor de ojos o de garganta, y tos sobre todo nocturna…son cada vez más frecuentes en la infancia. En ocasiones, asociado a estos síntomas de rinitis ó rinoconjuntivitis, puede aparecer dificultad respiratoria (asma).
Los síntomas, que pueden confundirse sobre todo inicialmente con un catarro, se repiten durante días y sobre todo cuando el niño se expone al alérgeno causal (pólenes, gramíneas, ácaros, pelo de animal…), pudiendo aparecer a cualquier edad. Las personas alérgicas reaccionan ante las sustancias que su sistema inmune percibe como perjudiciales liberando histamina para poderse defender, lo que produce los típicos síntomas.
Es fácil que existan antecedentes familiares e incluso que el niño tenga problemas cutáneos (dermatitis atópica) o un especial aspecto de su cara que se conoce como “saludo alérgico” (ojeras marcadas o un doble pliegue en el párpado inferior). El tratamiento con antihistamínicos o corticoides nasales o colirios es importante para controlar la sintomatología, mejorar la calidad de vida del niño y su rendimiento escolar y para evitar las complicaciones (sinusitis, otitis media, pólipos nasales…).
En los casos en los que se acompañe de asma, serán necesarios broncodilatadores o corticoides inhalados junto al tratamiento anterior y en ocasiones puede ser necesario realizar una desensibilización mediante vacunas. La lactancia materna puede jugar un papel en la prevención de las alergias y de la misma manera evitar el tabaquismo pasivo como norma general. Una vez se ha producido el evitar el contacto con los alérgenos implicados es la mejor medida de prevención.