Tiendas caninas USA (I): el cuerno de la abundancia perruna

Imagino lo que estarán pensando al ver nuestra foto de portada de hoy: ¿y esto qué es? No le den muchas vueltas, sí, es lo que piensan: un cochecito para perros. Yo tampoco lo había visto nunca antes de llegar a los Estados Unidos, ni mis amos tampoco. Y se preguntarán: ¿alguien lo usa? Pues desde luego que sí. En nuestro elegante barrio y fuera de él lo hemos encontrado ya unas cuantas veces. Su uso puede obedecer a varias razones:

• Personas mayores que no tienen las fuerza o el equilibrio suficiente para pasear a su mascota. En este caso, el carrito actúa a la vez de transporte para el perro y de andador para su dueño.
• Perros enfermos, convalecientes, muy mayores o con problemas en sus extremidades.
• Gentes y canes varios comodones, con ganas de presumir y llamar la atención, que los hay. A puñados.

El caso es que al carricoche no le falta de nada: acceso frontal, protección contra la intemperie, juguete incorporado y ese color rosa tan fashion divino de la muerte. A algún lector le podrá parecer ridículo, pero qué quieren que les diga: daría un mes de lametones gratis para que mis amos me sacaran a pasear en uno de estos cochecitos bajo la lluvia o el frío inclemente, que tanto “adoro”. Y eso que sólo se trata de un modelo normalito. Los hay todavía más completos y deportivos, como este chulísimo Promenade Pet Stroller que he encontrado en la tienda de GW Little. Oigan, que hasta tiene, como made in USA que es, su correspondiente… posavasos (¿se acuerdan de la anécdota del Lamborghini?).

El carrito es un ejemplo de los muchísimos productos para mascotas que se pueden encontrar en Estados Unidos. Tal y como les conté en mi primera entrada de estos Diarios, hay unos 70 millones de perros en el país y el negocio de las mascotas alcanza casi los 60.000 millones de dólares. Eso significa que hay muchísimo de todo para nosotros. A este respecto, una de mis tiendas caninas preferidas es la de Petco, cadena de grandes superficies para mascotas fundada en 1965, donde me siento como en casa.

Para que se hagan una idea de su dimensión, Petco tiene 1.200 locales en los 50 estados de la Unión, da trabajo a más de 24.000 personas y vende en sus tiendas más de 10.000 productos diferentes para animales de compañía. Sus establecimientos ofrecen, además, servicios de entrenamiento, peluquería (sobre ello escribiremos otro día), vacunación, primeros auxilios, fotografía y seguros. Ahí es nada. Y como antes les he mencionado, una se siente como en casa, porque en Petco los amos pueden ir a comprar con sus perros… ¡y me encanta! Ojo, que no se trata de un fenómeno aislado: grandes cadenas de retail norteamericanas admiten canes en sus tiendas.

Muchos locales de Home Depot, Lowes, Barnes&Noble, Pottery Barn y Macy’s, por ejemplo, aceptan que entremos con nuestros dueños siempre que vayamos con correa y nuestro comportamiento sea el adecuado (como es mi caso). Y si por casualidad eres un perro de servicio, en Estados Unidos puedes acceder a todas partes. Todo un ejemplo de amor y respeto por los animales.

Mi aprecio por Petco, además, viene por su muy potente y encomiable labor en favor de la adopción de mascotas, algo que como perrita rescatada que soy comprenderán que valoro muchísimo. Desde que empezaron su campaña Think Adoption First, la compañía ha alcanzado ya la friolera de 4.200.000 mascotas adoptadas, recaudando 127 millones de dólares para animales necesitados en refugios y asociaciones. Realmente impresionante. Da gusto acercarse los fines de semana de campaña por sus tiendas y ver como tantos congéneres abandonados o con problemas son acogidos por familias como la mía. A menudo me da por pensar, y seguro que mis humanos lo piensan también, que muchas veces no está claro quién acaba rescatando a quién, ¿no les parece?