Pasado y presente de la sastrería artesanal

Conocemos la historia de la Sastrería Serna, encargada de elaborar trajes y uniformes militares del modo más artesanal.

Álvaro Arce. 28/04/2015
Sastrería Serna. Foto: Sastrería Serna Tumblr
Sastrería Serna. Foto: Sastrería Serna Tumblr
Sastrería Serna. Foto: Sastrería Serna Tumblr

Cuando nos referimos a la alta sastrería artesanal no sólo debemos referirnos a aquellos sastres cuyo principal cliente es el ciudadano de a pie. Existe también una sastrería artesanal con siglos de tradición dedicada a vestir a nuestros militares, la llamada Sastrería Militar. Una profesión y un oficio que poco a poco se va perdiendo, pero donde todavía quedan auténticos maestros de reconocido prestigio nacional e internacional. Éste es el caso de la Sastrería Serna.

¿Quién hace los uniformes de gala de los militares? ¿Quién se encarga de la impoluta vestimenta de uniformes oficiales de altas personalidades y diplomáticos? La respuesta a estas preguntas la encontramos en D. Cecilio Serna y D. Agustín García Montero, pasado y presente de esta gran sastrería.

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Sastrería Serna

Debemos remontarnos hasta los años 50 para descubrir el origen de esta casa. Don Cecilio aprendió el oficio de manos de un referente de la sastrería militar como fue Don Martín Arana (Sastrería Arana) y en 1980 fundó su propio negocio: la Sastrería Serna. Tiempo después, un joven Agustín se iniciaría en el arte de la sastrería siendo su aprendiz, luego ayudante, después oficial y finalmente sastre. 30 años después y con una trayectoria intachable Don Cecilio Serna cedió el testigo a D. Agustín, quien en agradecimiento a su mentor, ha querido mantener el apellido de la casa.

El trabajo delicado y totalmente manual, que respeta las tradiciones más antiguas del oficio, se plasma en cada una de las prendas, elaboradas con tejidos de las casas más reputadas. «Confiamos mucho, por sus resultados y durabilidad, en fabricantes británicos de paños como Holland & Sherry o Scabal», explica Agustín, que también destaca el género italiano de gran calidad como las telas Loropiana, utilizadas en sus abrigos de cashmere.

«Para mí, la exclusividad radica en la calidad o extrema finura de la lana elegida para tejer el paño. Por ejemplo, es un auténtico placer poder vestir un tejido como el 250’s de 12 micras de expesor. O un tejido como la lana de vicuña, que además de por su escasez, por su ligereza, suavidad y su especial composición natural es un auténtico lujo porque es capaz  de aislar tanto del frío como del calor», explica Agustín. Más allá de marcas, también usan mezclas de lana con metales preciosos como oro o diamantes, que aportan un valor añadido a sus prendas. 

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Sastrería Serna

En este sentido, el precio ya sabemos que siempre es un tema tabú en la sastrería artesanal, siendo ésta una de las barreras que los propios sastres han puesto. En este caso, dependerá sobre todo de la tela que se elija para elaborarlo y del tipo de traje que sea: «Un traje en nuestra sastrería, con un 100’s, de dos piezas es menos complicado de elaborar que los uniformes militares, que suelen llevan más horas de trabajo, debido a sus complementos y detalles». Algunos de los más complejos son los de algunos diplomáticos, órdenes militares o maestrantes, cuyo proceso de creación puede durar hasta ocho meses con mucha facilidad. 

Y es que en la Sastrería Serna no sólo hacen uniformes militares sino que también ofrecen su maestría en la confección de trajes, chaquetas, abrigos y un sinfín de prendas para el caballero más exigente. Prueba de ello es su amplia cartera de clientes, donde podemos encontrar a importantes empresarios, políticos, deportistas y banqueros.

Firmes defensores de la auténtica sastrería artesanal, donde cada prenda es tratada con mimo, buscando la perfección imperfecta que sólo el trabajo a mano puede dar y que supone incontables horas de trabajo para crear auténticas maravillas. «El tiempo es una cosa que no me preocupa en exceso, prefiero un buen resultado antes que una producción de muchas unidades», comenta Don Agustín. Así, según afirma, un traje normal de dos piezas suele llevar un proceso de entre 65 y 70 horas. Tiempo que se ve incrementado en cualquier tipo de uniforme, «ya que los bordados pueden llevar desde cuatro horas hasta más de un mes en piezas tan increíbles como el uniforme de embajador».

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Sastrería Serna

A pesar de su juventud, Don Agustín representa una nueva generación de sastres que apuestan por la alta sastrería artesanal donde la evolución de las tendencias se mezclan con el trabajo a medida y a mano. Una apuesta por adaptar los gustos del cliente a cada prenda, respetando la tradición.

Como en cualquier  pequeña empresa, más que un equipo, en la Sastrería Serna son una familia. Actualmente cuatro personas conforman este núcleo compuesto por dos oficialas, una aprendiz y Agustín, que dirije el taller. He de decir que dispone del apoyo y experiencia de Cecilio Serna, su mentor, ya que como dicen todos los sastres, «En este oficio siempre  se está  en continuo aprendizaje».

En su recién estrenado Atelier de la calle General Pardiñas 54 de Madrid podremos encontrar un auténtico templo de la elegancia donde el simple hecho de vestir a medida se convertirá en toda una experiencia. Fotografías: Álvaro Arce y Sastrería Serna.

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