Trunk Show, de la pasarela a la calle

«No desear nada es no vivir», Paul Geráldy. El tiempo que transcurre entre la contemplación de creaciones sobre las pasarelas y su aterrizaje en las calles, es el mismo durante el que deseamos tener alguna de las piezas en nuestro armario.

La calle se hace pasarela casi un año después de que los creadores marquen tendencia y la posibilidad de tener alguno de los vestidos vistos meses antes se torna realidad gracias a la apertura exclusiva de algunos de los modistos de quienes somos fans.

Es el momento de abrir paso a los deseos y cumplir con ellos, es el momento de visitar alguno de los Trunk Show donde, a pie de taller, observamos el motivo por el que el creador escogió uno u otro tejido y cómo decidió, sobre el maniquí, sentar las bases de un modelo diferente, único; en ocasiones disruptivo y claramente diferencial.

La posibilidad de adquirir un vestido en un Trunk Show va más allá del deseo de poseer la pieza, entronca directamente con el proceso creativo del modisto, que asiste a tu identificación con él y su creación, y forma parte de ese diálogo y recomendación sobre cómo y para qué has decidido apostar por uno u otro color o forma.

Es tiempo de completar el armario de verano, es tiempo también de lucir pasarela en fiestas y acontecimientos familiares. Es, en definitiva, tiempo de cumplir nuestros deseos y adquirir aquello que quisimos. Si además podemos establecer línea directa con quién lo ideó, diseñó cortó y escogió la tela y el color para nosotras, tanto mejor.