Cuando el Niño Jesús viste chándal

La importancia de este tipo de pintura va más allá de la religiosa, ya que el valor artístico y cultural que nos han legado es inmenso.

Carla Royo-Villanova. 02/06/2015
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Parte central del Mural de Damián Retamar en la Iglesia del Sagrado Corazón de Alcorcón, Madrid.

La pintura religiosa a lo largo de los siglos nos ha permitido conocer muchos datos de cada época. Dioses lejanos, rituales mágicos, cualquier religión o creencia ha dejado un legado histórico a través del arte. La forma de vestirse en cada momento de la historia, lo que comían, hábitos y reglas de educación, utensilios o mobiliario. La importancia de este tipo de pintura va más allá de la religiosa, ya que el valor artístico y cultural que nos han legado es inmenso.

La semana pasada pensaba todo esto al visitar el mural de Damián Retamar en la Iglesia del Sagrado Corazón de Alcorcón. Quise visitar con el autor esta gigantesca pintura mural (4×28 m)  porque había oído maravillas de ella y por ser uno de los murales más grandes que decoran el ábside de una Iglesia de las últimas décadas. No quise averiguar nada más para que la obra me sorprendiera. Deseo cumplido. Durante el camino a Alcorcón, Damián me habló de la pintura mural y su importancia por ser la que puede llegar a todo el mundo. «Igual que el grafismo«, pensé.

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Visión general del mural de Damián Retamar

Pero cuando llegamos a la Parroquia y contemplé el enorme mural al que dedicó un año y medio de trabajo subido en un andamio, lo primero que me vino a la cabeza fue: “¡Olé!» Dentro de 200 años sabrán que el chándal, las deportivas y las sudaderas hicieron furor en el siglo XXI. Sabrán que para nuestra sociedad el fútbol fue muy importante, que las personas con falta de movilidad podían ya salir a la calle en sillas especiales, que hacíamos vida familiar, tocábamos la guitarra y compartíamos los mejores momentos como ya antes hicieron nuestros antepasados,  compartiendo alimentos con familia y amigos.

Damián Retamar representa el Sagrado Corazón de Jesús con un Jesús que podría ser cualquier hombre con barba de nuestros días. Vestido con túnica blanca pero con cuello descamisado. Un Jesucristo que comparte un almuerzo campero, la naturaleza une al ser humano, rodeado de las  personas que ya nos han dejado. Todas ellas vestidas de forma apropiada para ir al campo a disfrutar de una merienda familiar. Dos de los Santos más importantes de nuestro tiempo acompañan a Jesús y a sus invitados: La Madre Teresa de Calcuta y Juan Pablo II. Así sabrán también, dentro de varios siglos, que estos Santos fueron muy importantes para los cristianos de nuestro tiempo.

Carla Royo-Villanova junto a Damián Retamar en la puerta de la parroquia Sagrado Corazón de Alcorcón
Carla Royo-Villanova junto a Damián Retamar en la puerta de la Parroquia Sagrado Corazón de Alcorcón

Un mural religioso muy actual, original, fresco y motivador, que invita a la reflexión, que da paz y lo más importante: que se entiende desde el primer golpe de vista. Le pregunté por la textura que llama también la atención. Así me explicó que al ser tan grande, los volúmenes tridimensionales resultaban fundamentales y para ello utilizó paja, papel y tierra procedente de la antigua Parroquia de Alcorcón para que de alguna manera estuviera presente en la de reciente creación y hogar ahora de su mural. En este sentido, también utilizó óxido férrico recogido por él mismo en la zona de Altamira, el mismo óxido que se utilizó para pintar las famosas cuevas y de esta forma unir el pasado con el presente, la pintura mágica del paleolítico superior con el arte religioso actual.

En los laterales de la Parroquia hay dos obras más de Damián Retamar, una representa a la Virgen María. Bellísima joven, actual, sencilla. Un Niño ataviado con chándal y deportivas le regala un ramo de flores silvestres. Una maternidad moderna que llega dentro para emocionar. En otro lateral, San José trabaja en su taller de carpintería. Camisa remangada y sierra en mano. A través de la ventana la antigua Parroquia de Alcorcón. Dos obras llenas de sentimiento.

Detalles laterales del mural de Damián Retamar
Obras situadas en la parte lateral de la parroquia que representan a la Virgen María y San José

Retamar reconocía estar muy orgulloso de su obra, no es para menos, muchos meses de trabajo que ahora se ven recompensados con el reconocimiento del propio párroco, pero también de los feligreses.  Ya camino del coche, fueron muchos los vecinos que se acercaron a saludar tras reconocerle. Entonces me contó que el mural había sido costeado al cien por cien con las donaciones de los propios fieles, por lo que también ellos están muy orgullosos del legado parroquial.

El arte está vivo, por eso evoluciona. De ahí la magia de su eternidad.  (Fotografías: Carla Royo-Villanova). 

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