Transparencias vs glamour. El triunfo del destape
Las casas más exclusivas intentan que las personalidades más cotizadas vistan sus diseños para poder rentabilizar el trabajo que hay detrás de cada vestido haute couture
Es cierto y triste que en la actualidad hablar de alta costura no implica hablar de buen gusto. Cada vez son más las voces que se alzan contra los diseños haute couture de las firmas más prestigiosas del planeta que buscan hacer negocio sin importar el resultado de los diseños creados.
“En la vida tiene que haber algo de misterio”. Son palabras de Carolina Herrera en su última entrevista con la crítica de moda y ganadora del Pulitzer, Robin Givhan, para el Washington Post. Sus declaraciones vienen motivadas por el abuso de las transparencias en los eventos o alfombras rojas más mediáticas del mundo. Para la diseñadora venezolana algunos de estos vestidos desvirtúan, a su juicio, el sentido de la belleza en la moda.
Sinónimo de elegancia y estilo, Carolina Herrera se ha referido a ciertos atuendos que pudimos ver en la pasada gala del MET de Nueva York como los elegidos por Jennifer López (Versace), Beyoncé (Givenchy) o Kim Kardashian (Roberto Cavalli) que lucieron vestidos donde la piel era la protagonista. Para la diseñadora, el mundo de la moda es algo más que un negocio sentenciando que “para mí la moda es originalidad, sofisticación y belleza”.
Enseñar y no insinuar es tendencia, las transparencias venden y la costura quiere ser rentable. ¿Será por eso que las firmas exclusivas insisten en crear vestidos mediáticos que eclipsan el propio evento? En febrero, Pilar García de la Granja en The Luxonomist abordó este tema en el artículo “No sin mis transparencias”. Un fenómeno que, por el momento, ha llegado para quedarse, porque el efecto viral del mismo es una máquina de hacer dinero, olvidando el glamour y la elegancia propios de una alfombra roja.