Cuenta atrás para los Sanfermines

Hasta que el reloj no marca las 12 de la mañana del día 7 de julio los pamploneses no se anudan al cuello el pañuelo rojo. Los días previos se permite lucirlo en otras partes del cuerpo, como la muñeca. En medio de la histeria colectiva que se apodera de la plaza, desde el balcón del Ayuntamiento se lanza el chupinazo (costumbre que data de 1931) que marca el inicio de una de las fiestas más conocidas en el mundo. Es imposible acceder a la plaza si no se hace dos horas antes. ¡En sus 2.502 metros cuadrados se agolpan 12.500 personas! que dejan 30.000 kilos de vidrio para los servicios de limpieza.

Este año Renfe estrena los ‘Trenes del Chupinazo’, que salen el mismo 6 de julio desde Barcelona a las 6.30 h y Madrid a las 7.35 h, para llegar a Pamplona a tiempo para el inicio de los Sanfermines.  Además te regalan un pañuelo oficial e información turística sobre las fiestas. Por delante quedan siete días de juerga que finalizan el día 14 de julio a las 24:00 horas con la canción de despedida, «Pobre de mí».  Pero hasta entonces, adrenalina a espuertas.

Junto a la archiconocida indumentaria roja y blanca, destacan los encierros que se celebran en el casco antiguo de Pamplona. Desde hace diez años el Consistorio cubre los adoquines el recorrido con una sustancia antideslizante para reducir las caídas de mozos y astados. A las ocho de la mañana los valientes y algunos inconscientes recorren 875 metros de auténtica locura. Apenas tres minutos de media. Antes de su inicio, se canta tres veces a San Fermín.

No faltan tampoco estos días las comparsas de cabezudos y gigantes, las corridas de toros en la plaza, las charangas  ni los fuegos artificiales. Por todo ello, los Sanfermines fascinan a todos los que las viven. El mejor embajador de estas fiestas fue Ernest Hemingway que las disfrutó por primera vez en 1923 y la última en 1959 (asistió en ocho ocasiones). La experiencia le inspiró para escribir su primera novela de éxito, «Fiesta»,  que logró poner la miel en la boca a los norteamericanos que siguen llegando atraídos por la recreación del premio Nobel de literatura.

En la actualidad aún se conservan muchos establecimientos que frecuentaba Hemingway en sus visitas a la capital navarra. Es el caso del bar Txoko, el café Iruña (que en la semana de Sanfermines no sirve ni comidas ni cenas) y los hoteles La Perla (donde se alojaba en la suite 201 que aún se conserva tal y como la conoció el ilustre huésped)  y Yoldi (donde el escritor conoció a Antonio Ordoñez, en la habitación 204 durante las fiestas en 1953).

Estos días de fiesta la ciudad, de menos de 200.000 habitantes, da cobijo a más de un millón de visitantes. Según un estudio realizado por el Observatorio Turístico de Pamplona, el perfil de turista que acude a la ciudad estos días es hombre, español y gasta 109 euros al día. Ante la expectación que suscita estas fiestas, Renfe refuerza su oferta habitual, entre el 3 y el 15 de julio, con casi 20.000 plazas adicionales y precios muy atractivos. Madrid-Pamplona desde 23,55€, desde Valencia 39,10 € y Barcelona 16,15€.