La piedra de Selena Gómez
Al rubí se le conoce como la piedra de la felicidad, por la vibración y seguridad que transmite a quien la lleva consigo.
Es la piedra que enamora en las noches estrelladas de julio. Su nombre, ruber, proviene del latín y significa rojo. Es la gema natalicia del mes de julio y de los signos de géminis y cáncer. El Rubí es la piedra natalicia de Selena Gómez.
Quizás porque el rubí da mucha energía, brillo y seguridad a quien lo porta, vemos cómo Selena utiliza este color para sus labios y vestidos en multitud de alfombras rojas, pero dicen los que la conocen que las joyas con rubíes las utiliza en ocasiones muy especiales, en las distancias cortas, ya que son uno de sus secretos para estar feliz y triunfar en las cenas románticas.
Es una gema que, por algún motivo, cada día es más difícil encontrar entre los diseños de las grandes marcas de joyería como Tiffany, Bulgari o Cartier, por ello los artistas y artesanos de la joyería como Lorraine Swartz, Nicol’s o Delfina Delettrez, están haciendo piezas únicas por encargo de celebrities y clientes.
La historia la ha convertido en la gema perfecta para la tenue luz de las velas, ya que intensifica su color y multiplica sus brillos. Es una de las grandes gemas que representan el amor eterno, pero sobre todo se la conoce como la piedra de la felicidad, por la vibración y seguridad que transmite a quien la lleva consigo.
El rubí es una de las cuatro grandes piedras preciosas junto al diamante, la esmeralda y el zafiro, no sólo por lo demandado de su color rojo sino también por lo difícil y costoso que es encontrarlo en la naturaleza, llegando a alcanzar e incluso superar en valor a diamantes del mismo tamaño. Los que provienen de Myanmar, la antigua Birmania, han sido durante miles de años los más cotizados y anhelados por su color rojo intenso conocido como “rojo sangre de pichón”.
El rubí y el zafiro pertenecen a la familia del corindón, por lo que podemos decir que son cristales hermanos con colores muy diferentes. En la cristalización del rubí se han introducido átomos de hierro y cromo, desarrollando ese color rojo característico perfecto para las estrelladas noches de julio.