De perros y reinas

LA REINA LETIZIA EN ESPAÑA. Está empezando a volverse recurrente el tema de que nuestra Reina Letizia no tiene perros. He llegado a ver publicada la sugerencia de que muestre en público su amor por los animales e incluso que debería hacerlo en compañía del Rey Felipe VI.

La Reina Letizia arrastra una especie de leyenda negra para los amantes de los perros y los inmovilistas sobre que no le gustan no ya los perros, sino que los aparta de sus dueños con el consiguiente sacrificio emocional para ambos. Es archiconocido el carácter perfeccionista y profesional de la Reina, a menos que uno tenga dos dedos de frente se dará cuenta de que es algo exagerado el tono y el modo en que se cuenta. A medida que pasa el tiempo y conocemos algo más de ella por su comportamiento, pongo en duda que llegara a producirse de aquella manera sin ningún factor más como el consejo de un adiestrador canino, por ejemplo.

No se explicaría si no, que con motivo de su Primera Comunión para la Princesa de Asturias, los Reyes le regalaran un cachorro Schnauzer miniatura: «Sara», que es descendiente de Pushkin, el fiel compañero de Felipe VI durante su estancia en Georgetown y del perro «desterrado» de la habitación al jardín. Quien conoce personalmente a nuestra Reina Letizia, sabe que desde pequeña ha tenido perros en casa y le gustan mucho.

Si en algo coinciden todas las encuestas serias, es en la alta valoración de nuestros Reyes dentro y fuera de España, fundamentalmente en su labor impecable, seria, firme y actual. Lanzar sugerencias al aire, sin fundamento como hemos visto en los tres casos anteriores y más aún que se dediquen demostrar el amor a los animales, cuando la agenda de los Reyes, que puedes consultar en la web de la Casa Real, es apretadísima, tanto juntos como separados.

En un momento social y político que estamos viviendo tan convulso y difícil en la que el Rey está tomando decisiones firmes y claras, hablando sin tapujos, con una agenda internacional repleta y con la Reina Letizia apoyando  la investigación sobre las enfermedades raras, comprometiéndose hasta el alma con cada una de las causas benéficas, culturales y sociales que apoya -y más que le gustaría-, no es que no quieran o sean despegados hacia los animales , es que como mínimo no tienen tiempo, hay que priorizar. Pero es que además, los posados al estilo la familia de Carlos IV, están en el Prado, corren nuevos aires y no hay quien lo interprete mejor que nuestros Reyes, regios pero en el S. XXI.

ISABEL II DE REINO UNIDO. La Reina Isabel II de Reino Unido, una vez más y a estas alturas de su vida ha tenido que hacer una renuncia por su deber. La noticia publicada sobre que «no va a seguir criando más ejemplares de Corgi Galés y se va a quedar únicamente con Willow y Holly, por miedo a tropezarse» no es exactamente así, fundamentalmente porque al «sintetizar» tanto la información se ha quedado en simplona.

Isabel II, que ama a los animales (especialmente a los perros y caballos) y disfruta de su compañía, cuidado y educación de modo sublime, de la que todos tenemos la imagen salvo en actos muy protocolarios de ir siempre acompañada de sus perros, sobre la que corre el «cotilleo» que lleva en el bolso chuches de premio para sus mascotas -treats- ha reflexionado y ha llegado a la conclusión de que cuando estén con ella, sus cuatro perros -y no dos- con los que convive han de estar sujetos con correa por algún empleado,  para no tropezarse y evitar una lesión que la apartaría de su deber durante semanas e incluso meses, algo que ella no podría permitirse a sí misma por su alto compromiso.

No será difícil que alguien sujete los 2 corgi galeses y los 2 Dorgi -Candy y Vulcan-, considerando que existe el puesto de cuidador de mascotas reales, en concreto cuidadora, por el que paga aproximadamente 1400 euros mensuales. Lo que sí será difícil es acostumbrarse a vivir sin las emociones que dan caminar junto a tus perros, libres. Quien tiene o a tenido perro, sabe de lo que hablo. No se puede describir con palabras la cantidad de emociones que se viven. Eres el rey del mundo, aunque en este caso, ella sea de verdad la Reina de medio mundo.

Ambas Reinas tan dispares a priori entre sí son ejemplos de saber adaptarse a los tiempos y utilizar la cabeza y el corazón a la hora de tomar decisiones, en un tema tan delicado como los perros que comparten nuestra vida con tantas implicaciones emocionales mantener la cabeza fria y el corazón caliente es muy difícil. Optar por la menos popular no es nada fácil, pero cuando lo que hay que hacer, se hace: es admirable en un mundo de reuniones que se resumirían con un email, bluffs y palabrería vana.

No soy para nada sospechosa de no amar a los animales e incluso de preocuparme por su bienestar y éste pasa por una convivencia óptima entre los animales y nosotros. El caos no conduce a nada bueno. El orden siempre es una virtud, pero además cualquier adiestrador de perros te dirá que es necesario establecer unas normas de convivencia en las que siempre ha de quedar claro que quien manda es el hombre sobre el animal para el beneficio no sólo del hombre sino del animal.