Fantasías sexuales… ¿callar o compartir?

Las fantasías ayudan en la medida en que se anticipan a la acción sirviendo de “práctica mental”

Patricia Peyró. 11/09/2015

Tan íntimas como inconfesables, las fantasías eróticas constituyen el comportamiento sexual humano más universal. Aunque todos las hayamos experimentado, es infrecuente hablar de ellas y siempre procuramos mantenerlas en secreto.  

Surgirán de forma espontánea o como resultado de algún estímulo externo, pero su potencial va más allá de la mera representación mental. “Las fantasías eróticas son los productos que tiene nuestra imaginación en relación con aquello que es sexual. Pero no son sólo imágenes en nuestro cerebro: también pueden ser olores, sonidos y sabores, e incluso distintas formas de tacto. Los cinco sentidos están presentes en las fantasías”, explica Elena Crespi, psicóloga y coordinadora de formación del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja de Barcelona.

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Además, cumplen una función: “Nos aportan un enriquecimiento de nuestra sexualidad: la curiosidad necesaria como para aportar sensaciones nuevas;  nos permiten sentir cosas que en la realidad no desearíamos cumplir, y aumentan nuestra excitación y nuestro deseo sexual”.

Ansiolíticos contra la inexperiencia o el tabú
En ocasiones las fantasías sirven para superar miedos o prejuicios al suponer un primer paso para conformar una opinión o para liberarse de algún prejuicio. “La fantasía te permite cierta liberación, como el intentar planificar las situaciones temidas, y te da la oportunidad de probar nuevas sensaciones sin vivirlas realmente”, explica la experta.

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En este sentido, y cuando hay falta de experiencia o mucha ansiedad respecto al acto sexual, las fantasías ayudan en la medida en que se anticipan a la acción sirviendo de “práctica mental” y engañando al cerebro, que a la hora de ponerlo en práctica, “siente” que ya lo ha experimentado. Y es que, como explica Elena Crespi, a veces las fantasías se anticipan a la experiencia:La ensoñación se da desde la infancia porque la imaginación forma parte de nuestra vida. Las fantasías eróticas son una vía que nos permite tener más curiosidad y ampliar nuestra excitación”.

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En ocasiones las fantasías deben ser contadas y otras, calladas

Cómo aprovechar las fantasías
Los impulsos y sueños sexuales, ¿hay que soñarlos o vivirlos?  ¿Usarlos,  pero sin abusar? La experta apunta tres buenas razones para “fantasear” sin pudor:

  • Para definir y proyectar metas sexuales
  • Para aumentar el deseo y la excitación
  • Para atraer ese efecto “innovación” tan necesario para no entrar en la rutina 
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¿Callar o compartir? “Unas fantasías son para soñar y algunas para convertirse en realidad, pero muchas otras no se podrán contar, ya que cada uno tiene que escoger cuál es el papel de cada una”. Al final esto es como todo:  para gustos colores… y soñar es gratis.

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