Las consecuencias financieras del Caso Volkswagen
Desde el punto de vista value, Volkswagen sería una oportunidad histórica de compra.
La aparición del “caso Volkswagen” y el reconocimiento por parte de otras marcas como BMW o Audi de que habían instalado software para detectar exámenes de emisiones de gases en Estados Unidos, es una de las cuestiones clave en el panorama económico y financiero actual.
Dentro de la evaluación de los costes de este escándalo en la industria del automóvil, suele pasarse por alto un hecho importante: Volkswagen, al igual que el resto de grandes marcas alemanas, son los valores favoritos para los inversores conservadores que optan por la renta variable para diversificar sus carteras, normalmente de fondos de retorno absoluto y fondos de pensiones.
¿Qué características tienen estas compañías que no tengan otras? Sin duda, sus cualidades clave son su carácter “value”: compañías con negocio estable, cifra de negocios creciente en el tiempo, baja volatilidad en Bolsa, alta rentabilidad por dividendo, innovación tecnológica permanente… En este sentido, la característica más sobresaliente en Volkswagen es su rentabilidad por dividendo: +4,53% (con un dividendo en efectivo de 4,83 euros por acción).
Su situación actual cambia por completo la perspectiva en el corto plazo de la compañía y del resto del sector. Sin embargo, es necesario evaluar hasta qué punto este tipo de hechos socava su negocio, el cual creció en el primer semestre de este año un 10% interanual (en términos de importe neto de la cifra de negocios) batiendo las expectativas de los analistas.
En términos de rentabilidad y liquidez, Volkswagen ha perdido 1.728 millones de euros de caja en los primeros seis meses del presente ejercicio, principalmente por el incremento de más de 10.000 millones en la partida de inversiones, la cual ha sido financiada tanto con caja como con la emisión de nuevas acciones (aproximadamente 2.500 millones de euros) y nueva deuda neta (972 millones de euros). Con todo ello, Volkswagen genera un retorno sobre recursos propios del 11,67% anualizado, en línea con la media de la industria.
Estos números encajan con los estándares que tienen los gestores a la hora de incluir compañías cotizadas en las carteras de fondos de sesgo conservador y bajo riesgo. En este momento, esos requisitos se han modificado de forma sustancial para evitar el sector automovilístico, el cual tiene ahora una valoración extraordinaria. El PER de Volkswagen (número de veces que es superior el precio sobre el beneficio por acción) es de 5 veces y el precio sobre valor contable es de 0,5 veces.
Si aislásemos estos números, desde el punto de vista de los estándares que la mayoría de los analistas “value” utilizamos, Volkswagen sería una oportunidad histórica de compra como también lo son BMW (PER 8,8 veces) o Daimler (PER 8,7 veces). Sin embargo, no es despreciable el “riesgo reputacional” que en este momento sufre la industria automovilística europea. La “pena de telediario” pesa más que el hecho en sí mismo de haber instalado un software de detección de inspecciones. Pero, como suele pasar con las “penas de telediario”, son flor de un día y más cuando se trata de negocios pujantes y de demanda estable como el automóvil.
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