Por qué es importante acordarse de los muertos

La muerte se honra en todas las culturas y, con independencia de la forma que tomen sus rituales, todos ellos contribuyen a favorecer el proceso de asimilación de la pérdida.

Ana Villarrubia. 29/10/2015

Lo llamamos el Día de Todos los Santos en España, el Día de los Muertos en México o la Noche de Halloween en Estados unidos, pero lo cierto es que la tradición de honrar a los que ya no están es una constante común en todos los países y en todas las culturas. En los países latinos acudimos a los cementerios con flores, en las sociedades asiáticas de tradición budista como la japonesa se baila en un ritual que celebra la vida recordando a los muertos y en sociedades hindúes se honra a las vacas de quien tradicionalmente se dice que transportan el espíritu de los muertos. Desde el punto de vista psicológico, poco importa la forma que tome el ritual, todos ellos implican acercarse a la familia y se basan en la unión de los que quedan para acompañarse en el recuerdo de los que fallecieron.

En México se celebra el Día de los Muertos
En México se celebra el Día de los Muertos

Son muchas las pérdidas las que nos hemos de enfrentar a lo largo de la vida pero, de entre todas ellas, la pérdida de un ser querido es sin duda la más obvia y la más dolorosa de todas ellas. La angustia del duelo nos lleva pasar por varias fases en las que el dolor se hace necesario para poder finalmente aceptar que hemos de convivir con la ausencia. El duelo cumple esa función: es el proceso personal de elaboración de la pérdida para que la muerte de unos no se lleve por delante también la vida de los que quedan.

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Es necesario pasar por el duelo de la pérdida de alguien

Ahora que vivimos en la gran era de la búsqueda de la felicidad y de la emociones positivas, puede parecer a veces que la tristeza es una incomodidad a evitar. Huimos de ella como del peligro olvidándonos de su función fundamental: la tristeza aparece en respuesta a la pérdida para permitirnos un alto en el camino y favorecer con ello un proceso de introspección que de otra manera no sería posible, pero que a la vez es tan necesario para aprender a vivir de nuevo sin aquello que dejamos atrás.

La pérdida de un ser querido. Haz clic aquí para comprarlo
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Porque a lo largo de la vida no sólo perdemos a seres queridos, perdemos mucho más y somos tremendamente vulnerables ante la pérdida. Perdemos etapas vitales, perdemos juventud, perdemos relaciones, perdemos vínculos sentimentales, perdemos trabajos, perdemos casas y otros muchos escenarios de vida y, con todo ello, vamos dejando atrás una pequeña parte de nuestro yo, una parcela de nuestra identidad cuya pérdida es absolutamente necesario integrar adecuadamente: sólo así es posible construir nuevas realidades y avanzar progresando, sin cargas que nos lo impidan.

Durante la vida no sólo perdemos personas, perdemos también lugares y épocas importantes
Durante la vida no sólo perdemos personas, perdemos también lugares y épocas importantes

Rituales como los que se ponen en marcha un día como el de Todos los Santos en el que se conmemora a los difuntos, sea cual sea la tradición específica de cada familia, pueden parecer forzados pero, con todo y con eso, cumplen también una función psicológica y representan una excusa para permitirse a uno mismo experimentar la tristeza y la nostalgia del recuerdo.

Comer buñuelos o 'Huesos de Santo' es típico en estas fechas
Comer buñuelos o ‘Huesos de Santo’ es típico en estas fechas

El momento de las flores en el cementerio, el de la familia entorno a unos huesos de santo, el de la misa para quien es más religioso o simplemente el momento de recogimiento y de unos pensamientos dedicados a quien ya no está son facilitadores para la elaboración de las pérdidas. No exentos de dolor, todas estas escenificaciones contribuyen a integrar la ausencia en el día a día. Todo ritual en torno a la muerte, en torno a la despedida o en torno al recuerdo ayuda en el doloroso proceso de aceptar la muerte. Porque, eso sí, el dolor ante al pérdida nunca se cura, sólo llega a asumirse como parte de la vida. *Portada: foto de María Isabel Liendo.

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