Un vino español de 10 euros, el mejor del mundo
Parker sentencia: el mejor vino del mundo por su relación calidad precio tiene nombre Español: se llama Pruno y es un Ribera del Duero.
Odiados por unos y venerados por otros, los críticos del vino son, indudablemente, figuras referentes para el gran público, abarcando a legos y profesionales en la materia. Uno de los nombres más importantes e influyentes en éste ámbito es el de Robert Parker.
The Wine Advocate, cada año, elabora una lista de vinos bajo distintos parámetros y que tienen una puntuación máxima de 100. En conjunto, son varios miles de referencias a nivel mundial que se encuentran ante el equipo de jueces que dictaminan cuál es el mejor vino, según su criterio.
El laureado
En la edición 2015 de esta difícil y ardua tarea, una bodega española es elevada hacia el Olimpo y convierte uno de sus vinos en el Dios de la relación calidad-precio. Pruno, que así se llama el laureado como mejor vino, viene de la Bodega Finca Villacreces. Se encuadra en el grupo vitivinícola Artevino y se ubica dentro de la Denominación de Origen Ribera del Duero, concretamente en la llamada ‘Milla de Oro’.
Nada es fruto de la casualidad
Los más escépticos pueden decir o pensar que una calificación como ‘The best value’ puede resultar excesiva para un vino que sólo cuesta 10 €. Pero no solo el gurú estadounidense ha puntuado este vino como extraordinario, sino que muchos otros han coincidido con él.
Además, la galardonada trayectoria del Villacreces te da la pista de que un reconocimiento así no es fruto de la casualidad o causalidad. Es la recompensa de un trabajo cuidadoso y bien hecho.
Un delicado proceso de elaboración
Pruno es un coupage de Tinta Fina al 90% y un 10% de Cabernet Sauvignon. Un delicado proceso de doble selección de las uvas precede a la fermentación en inox y la posterior crianza en barricas de roble francés de tercer año durante 12 meses. Su color de cereza picota al caer en la copa es casi hipnótico, brillante y limpio.
A copa parada, los aromas son de frutos rojos y tostados. Estos, al girar la copa, se expanden en balsámicos y fruta más madura con toques de vainilla y especias. Al llegar a la boca, se hace notar en una entrada fresca pero con fuerza, un tanto goloso, elegante carnosidad, intensidad tánica y equilibrada acidez.
Pero para simplificarle la vida a quienes ni entienden, ni tienen porqué, toda la palabrería se puede resumir en que es un vino que está muy rico. De esos que te invitan a tomar otro trago. Es un compañero de viaje excepcional en una tarde de pinchos y un triunfador en la mesa. Sin duda, un lujo de vino.