Las flores y el amor mitigan el sufrimiento
Isabel Marías tiene una sensibilidad especial para las flores. El caos es el origen de su creatividad y su pasado como diseñadora le añade un gusto exquisito a la hora de combinar colores.
Las flores tomaron por sorpresa a esta madrileña y la tienen totalmente enloquecida. Es el caos el origen de su creatividad. Cada caja de flores que llega de Holanda la abre con estupefacción. Como si no fuese suficiente la desfachatez con que cada flor manifiesta su belleza, Isabel Marías las amasija hasta lograr pequeñas -¡o grandes!- obras de arte.
«Nadie sale de la universidad y dice que va a ser florista», me dijo una amante de las flores. El japonés Azuma Makoto, un maestro del arte floral empezó costeando parte de sus estudios de leyes haciendo arreglos. Tomas de Bruyne me dijo que él llegó a las flores porque su señora puso una florería. Y los casos suman. Tal vez la regla se rompe cuando el individuo forma parte de una familia dedicada al rubro por generaciones. No obstante, no descarto que ello suceda. Un vuelco a la manera de mirar una profesión necesita el estímulo de un grande. Se necesitaría un Ferrán Adrià que ponga patas arriba el diseño floral y nos invite a mirarlo de una manera que nos entusiasme y enamore, que nos provoque con su osadía y originalidad.
Mientras tanto, algo pasa en España. Las flores siguen siendo un lujo y no una necesidad. La típica idea que invertir en flores es malgastar. Ese tipo de aproximación está basada en la utilidad y no en los sueños que despiertan, las sonrisas que roban, las alegrías que transmiten. ¿Jamás se ha visto perseguir con la mirada un ramo que sostiene un joven, el anciano o esa mujer que camina por nuestra misma acera? Si no, tómelo como ejercicio. Pregúntese la próxima vez a quién y en qué circunstancias llegará ese ramo e invéntese una historia. Aun cuando la llegada de esas flores sea para manifestar pesar por alguien que ha partido, su sola presencia mitigará ese dolor.
Isabel Marías, la dueña del taller Elizabeth Blumen, se entrega en cuerpo y alma en los preparativos de cada evento utilizando para ellos prototipos o sorprendiendo a los novios con el resultado. Los detalles son diferentes, especiales y visualmente sorprendentes, a la altura de una florista sin patrones.
“Cuando dije que me iba a ser florista fue como decir que me iba a ser fontanera”, dice la dueña de Elizabeth Blumen. Han pasado solo seis años y ha sido escogida por el autor inglés Olivier Dupont para ser parte de su exclusiva lista de diseñadores en su libro ‘Floral Contemporary: The Renaissance of Flower Design‘. Y es que sus arreglos tienen algo de arrebatador y, a su vez, de una delicadeza suprema.
Tiene mucho que ver su pasado en el mundo de la moda, porque se nota su dominio del color y el manejo de las texturas. Ahora ya no usa aguja e hijo, pero sigue utilizando las tijeras. Sus flores llegan de Holanda y es casi como si fuesen tesoros que trajeran los Reyes Magos. Abrir cada caja, desenvolver el papel y maravillarse con el contenido es un rito.
El proceso creativo de Isabel tiene su origen en el caos. Es anti jerarquías, detesta los horarios y es alérgica a los compromisos. “Ser libre me obsesiona”, recalca. Pasa horas mirando bodegones y composiciones con flores en los museos, recorta ambientes que la inspiran, es una enamorada de la fotografía y bucea en Internet. Su manera de trabajar es “del momento” o un “vamos viendo”. “El mundo de las flores es inabarcable. Una amiga me dijo que las flores te encuentran. No se van con cualquiera. Se dan con las personas que saben que las van a querer, que las van a mimar. Las flores son misteriosas, mágicas y místicas”, explica.
En el taller se preparan, además de bodas, eventos y proyectos editoriales. Entre sus clientes están Loewe y Balenciaga. Sus arreglos han aparecido en una serie de revistas, entre ellas Vogue España y Telva. Una de sus últimas colaboraciones fue con el El País Semanal y el Museo Thyssen Bornemisza, gracias a una serie de fotografías con arreglos inspirados en el pintor americano Andrew Wyeth.
A futuro Isabel quiere editar una pequeña colección de jarrones y pañuelos con estampados. Le fascina dibujar y experimentar la divierte. “Siempre hay que construir una historia”, afirma. El tiempo lo tiene a su favor.
*Taller Elizabeth Blumen. Isabel Marías. T: 686 29 36 53. isabel@elizabethblumen.com *Fotografía de portada: Diversos arreglos de flores fueron necesarios para una producción editorial titulada ‘Amor Salvaje’. Fotografía A&Y.