Lieja-Calatrava-Nueva York

Hola, que las inauguraciones son mi debilidad no es un secreto muy bien guardado, no en vano, casi todos los inmuebles de cierta importancia internacional pasan por mis ‘manos’, pero hay que decir que es la primera vez que me ocurre algo similar a lo acontecido esta semana. Me invitaron a la inauguración de la Exposición de arte De Salvador a Dalí el 27 de febrero en la estación de Lieja en Bélgica. El mismo día recibí otra muy especial, la invitación a la apertura del Centro de Transportes (HUB) del World Trade Center de Nueva York, al menos, la de una parte de él.

Ya sé que ahora estaréis pensando: «¿Qué le pasa a Rodolfo? ¿Pretende hacernos creer que es la primera vez que le invitan a dos eventos al mismo tiempo?». Conste que no pretendo usurpar protagonismo a nadie, ni mucho menos faltar a la verdad. Lo que hace único el momento de la doble invitación es el personaje que subyace detrás de los inmuebles a los que asistiré: el simpar Santiago Calatrava. Sí, el arquitecto-ingeniero más internacional de nuestra época.

A la exposición de Dalí me llevó mi primo, el ingeniero aeronáutico, en su helicóptero. A él también le apasionan los dos artistas (Dalí y Calatrava), aunque no sé muy bien en qué orden. No veáis lo ilusionado que estaba, no dejó de hablar en todo el viaje de cómo Bélgica se había beneficiado de la nueva estación para trenes de alta velocidad Lieja-Guillemins desde su apertura en septiembre del año 2.009, de la cantidad de alegrías que había dado a los cerca de 50.000 pasajeros diarios que toman esa ruta hasta llegar a Gran Bretaña, Francia, Alemania o los Países Bajos.

La terminal alcanza los 200 metros de ancho, construida con un eje de simetría muy definido mediante una cubierta arqueada que ya ha sido utilizada en alguna película como en ‘Los Guardianes de la Galaxia’, donde la estación forma parte del planeta acuático Xandar, hogar de los Nova Corps. En la dirección opuesta, la estación cubre cinco plataformas de tren durante 145 metros de longitud, por debajo, se distribuyen los comercios, locales de venta de entradas, bares y un restaurante (imprescindibles). Pero lo mejor es ver la colosal bóveda de acero y cristal con la que nos deleita el diseñador, un lugar libre, luminoso y que no interrumpe la continuidad con la ciudad de forma abrupta, tal y como lo haría una torre (por ejemplo).

Me explicó mi primo que la estación estuvo en funcionamiento durante las obras, así que para ejecutar la cubierta/fachada del edificio se ensamblaron los arcos de la bóveda fuera de la zona de actuación, trasladándolos más tarde, con nocturnidad (y alevosía), a su posición final. Admirando las 150 piezas originales del internacional Dalí, para la que han dispuesto un total de 2.000 metros cuadrados de la terminal, uno se pregunta si al Genio (como le llaman algunos) le hubiera gustado el lugar donde estará expuesto hasta el mes de agosto. La respuesta es contundente cuando ves las esculturas: no podían haber ocupado un espacio mejor.

Ahora espero pacientemente a que llegue el 3 de marzo, día en el que estoy invitado a la inauguración de la primera fase del Intercambiador de transportes más famoso del Mundo: el del World Trade Center de Nueva York, diseñado también por Santiago Calatrava. La apertura oficial será probablemente en primavera, pero me hace mucha ilusión poder ver ya algunas partes del inmueble, tal vez, la mejor obra del arquitecto español. Se prevé que esta fase dé servicio a 100.000 pasajeros diarios, además cuenta con acceso subterráneo climatizado a la entrada, que se ubica entre las calles Liberty y Church.

El proyecto es una ambiciosa plataforma multimodal que dará servicio a los usuarios de los trenes de cercanías (PATH), a las líneas de metro de Wall Street y otros destinos de la populosa ciudad y del área metropolitana. También proporcionará acceso subterráneo a las torres del World Trade Center (la uno, la dos, la tres y la cuatro) y al Museo Conmemorativo del 11-S. A la parte más visible del complejo la han denominado Oculus y está compuesto por una serie de vigas de acero elípticas que se funden en una claraboya central de 108 metros de longitud.

En su diseño original, las alas del Oculus se movían, tal y como lo hacen las que el ingeniero diseñó para el Museo de Arte de Milwaukee, pero debido al sobrecosto que requerían se modificaron (una pena). Aun así, el aspecto exterior compromete su entorno, dándole una dimensión etérea, como si de una figura surrealista de Dalí se tratara. En su interior, la blanca luminosidad de las vigas de acero junto a la luz que entra por las claraboyas (estas sí son móviles), las amplias vidrieras de los laterales y, por supuesto, el blanco mármol que sirve como pavimento y revestimiento de las paredes, hacen que la experiencia sea casi religiosa, o mística (como dirían los amantes de lo misterioso).

En el inmueble neoyorquino estará operativo un centro comercial de la compañía Westfield, no veo la hora de disfrutar de él. El Oculus, según su creador, representa a una paloma en pleno vuelo, simbolizando el resurgir de la Zona Cero después del trágico atentado. La estación de Lieja surgió por otro motivo bien diferente, la necesidad de modernizarse para adaptarse a las necesidades del siglo XXI. En los dos casos un único proyectista, de conocida solvencia en lo que a este tipo de intervenciones se refiere.

En el salón de mi casa, con mi primo entretenido leyendo algún artículo de esta revista, llegué a la conclusión de que la Arquitectura gana con el tiempo. Me imagino las críticas que generaron en su tiempo los grandes castillos medievales, las enormes pirámides de Egipto o las increíbles catedrales europeas, todas debidas al uso insano del poder por parte de sus dirigentes, pero que, en la actualidad, generan nuestro más rico patrimonio cultural y artístico, siendo, de hecho, fuente de riqueza para numerosos países (como Italia, España, Egipto o la India).

Hoy día, todo ha cambiado, las grandes intervenciones urbanísticas no suponen un menoscabo de la integridad de las personas, “au contraire” que diría mi prima francesa, normalmente (bien o mal enfocadas) prevén una demanda que, de no suplirse, podría originar grandes perjuicios a los usuarios de las ciudades. El tiempo dirá si me equivoco o tengo razón, pero, para mí, las críticas sobre el aumento del sobrecosto o por la tardanza en la ejecución de las obras, no podrán eclipsar el futuro de estos dos iconos ferroviarios. Adiós.

Disclosure: Los personajes que aparecen en este artículo, sus diferentes personalidades y sus relaciones entre ellos y con el entorno encajan dentro de la ficción. El autor no se responsabiliza sobre las opiniones expuestas en el artículo y no tiene ninguna relación de negocios con cualquiera de las empresas que se mencionan en él. *Portada: Fotografía cortesía de la Port Authority of New York.