Llegar adonde nadie llega en Educación
'Aula Móvil' y el 'Bus Educación con Tecnología' son iniciativas de Telefónica que mejoran la enseñanza en escuelas rurales y urbano-marginales.
Hace un par de semanas se inauguró el año escolar en Perú. El país alpino no es fácil para los niños que tienen que ser educados. La orografía no ayuda y la tasa de abandono escolar es insostenible. Para intentar paliar este grave problema en los países en vías de desarrollo y llegar a las comunidades más desfavorecidas, Telefónica creó el programa Pro-Niño.
Y dentro de este programa, el pasado 14 de marzo, el tenor Juan Diego Flórez y el presidente de Telefónica, César Alierta, inauguraron el año escolar en la institución educativa ‘Aldea del Niño Beato Junípero Serra’ ubicada en Mazamari (Junín), donde se desarrollan los proyectos de inclusión educativa ‘Aula Móvil’ y ‘Bus Educación con Tecnología’ que promueve la Fundación Telefónica.
Los proyectos de la Fundación Telefónica buscan mejorar la educación en el país. ‘Aula Móvil’ es una propuesta de equipamiento tecnológico, recursos educativos y formación docente para mejorar la enseñanza en escuelas rurales y urbano-marginales; mientras que el ‘Bus Educación con Tecnología’ potencia, mediante recursos digitales, las capacidades básicas de comunicación y matemáticas de los niños de una manera lúdica y educativa.
En 2016, los proyectos de la Fundación Telefónica beneficiarán a más de 250 mil escolares y siete mil docentes en Perú. La actividad en la ‘Aldea del Niño Beato Junípero Serra’ fue guiada por el presidente de Telefónica, César Alierta. Como parte de ello, se entregaron 30 tablets para potenciar el proyecto ‘Aula Móvil’ en Mazamari, la puerta de entrada a la región del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM).
La ‘Aldea del Niños Beato Junípero Serra’ fue creada el año 2001 por el sacerdote Joaquín Ferrer Benil, para rescatar a los niños Ashaninkas y Nomatsiguengas, víctimas de la violencia terrorista en esa región del país. Brinda educación y formación técnica para niños y jóvenes nativos de la selva de Satipo en la zona del VRAEM. Además, es un gran soporte para recuperar la esperanza de niños que han perdido su hogar y el sentido de la vida, ofreciéndoles un lugar donde se fortalece el reconocimiento de sus capacidades para poder valerse por sí mismos y su capacidad para amar a través de una educación pluricultural.