¿Tienes un mini piso? Ideas para que parezca maxi

Colores, acabados, materiales que te darán una sensación de amplitud. Te damos algunos trucos para conseguirlo con gran facilidad.

idealista. 07/04/2016

La elección de los acabados influye, y mucho, en el resultado final de una reforma, ya que contribuyen, junto a la distribución, a configurar el espacio y a lograr los objetivos que se buscaban con el proyecto, por ejemplo, que el ambiente sea luminoso o que tenga una organización despejada. A continuación, encontrarás unas pautas básicas para elegir acertadamente los tonos y texturas en una vivienda de reducidas dimensiones.

Cuando hablamos de acabados, nos referimos a todo aquello que se aplica a la envolvente principal, es decir a paredes, techos y suelos, pero también a las carpinterías interiores y exteriores, ya que en ambientes reducidos una elección errónea de estos elementos puede alterar la continuidad de un revestimiento o crear contrastes muy marcados con las paredes, lo que afecta directamente a la percepción de unidad que un espacio necesita.

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El blanco hará que parezca más luminoso

Así, con un color o una textura, podrás hacer que tu piso parezca más luminoso o amplio. También si juegas con distintos trucos de efecto es posible focalizar la atención en determinados puntos, para conseguir, por ejemplo, alargar o ensanchar un espacio. Conseguir una envolvente natural, clara y monocroma te ayudará a crear un espacio sereno y armonioso. La idea consiste en rebajar el peso visual de los elementos fijos, como forjados de madera, carpinterías, pavimentos y hasta, incluso, muebles consolidados dentro de la distribución, como librerías o armarios. Se puede hacer con la pintura, con una paleta de colores monocromos o dando algunos toques en los que se cree un contrapunto delicado mediante una tonalidad análoga, más clara o más oscura que la principal.

En el piso de la imagen se ha conseguido una serenidad visual envolvente mediante el uso del blanco mate y el gris, con lo que se ha logrado rebajar el peso visual del forjado de madera y suavizar la presencia de las ventanas y la librería. Para el suelo se optó por una madera blanqueada, que aporta un toque natural que enlaza perfectamente con el mobiliario.

El todo blanco es una opción que siempre funciona para que un espacio parezca más grande. En este ejemplo, envuelve todas las superficies, lo que ayuda a desdibujar las líneas entre los diferentes planos, expandiendo el volumen. Incluso el balcón también es estrictamente blanco, ayudando a prolongar las líneas del interior hacia el exterior. Otra clave está en el brillo del pavimento, que representa un papel multiplicador mediante los reflejos.

Los acabados se tienen que pensar en conjunto con el proyecto de distribución. Forman parte de esa idea global que enlaza los distintos sectores generando una propuesta equilibrada y armónica. Aunque en espacios pequeños no son convenientes las mezclas, a veces la apuesta por un material puede aportar mucha calidad estética, especialmente si forma parte de una idea en la que, por ejemplo, se quiere integrar la puerta dentro de un revestimiento de madera.

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Otra de las maneras de hacer que la puerta pase desapercibida es enrasarla con la pared, ya sea con el enlucido como con cualquier otro revestimiento. Una puerta enrasada se consigue instalando un sistema de bisagras ocultas en el canto de la puerta, que permitan prescindir de jambas o de algún otro detalle de terminación suplementario.

El acabado final funciona como un maquillaje. En algunos casos querremos que sea imperceptible, dejando en manos del equipamiento la función de establecer sectores de uso y de crear una atmósfera determinada. Pero hay situaciones en las que también habrá que estar atento a las características arquitectónicas propias del ambiente, para encontrar esa idea que pueda cambiar el punto de vista espacial o crear un foco atractivo que deje en un segundo plano la falta de metros.

Una pared remetida, confinada entre pilares, puede ser la excusa para incorporar un revestimiento especial que, como en este ejemplo, además de ayudar a sectorizar la zona de dormitorio, aporte calidad estética a todo el ambiente.

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En edificios antiguos, el potencial escondido tras capas de revoques, pinturas y falsos techos es una herramienta de diseño que puede recuperarse como acabado de excepción para tu piso. El ambiente tiene que reunir algunas condiciones de partida que ayuden a que esta idea luzca y no se vuelva en tu contra.

Por ejemplo, contar con una buena distribución de la luz natural y con un concepto de planta abierta que permita partir de un ambiente diáfano. Luego también hay que determinar la pared o las superficies que dejaremos en el soporte original. Convendrá que tenga tiro visual o que presente una ubicación significativa dentro del ambiente, como es en este ejemplo la pared medianera que sirve de enlace en hilera a la cocina, el estar y la zona de dormitorios.

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Un baño pequeño está más expuesto a la humedad y a las condensaciones, por eso conviene revestir las paredes hasta el techo o al menos hasta los dos metros de altura. El color blanco también contribuirá a que el ambiente parezca menos agobiante. Para hacerlo más atractivo y matizar su estrechez funcionan muy bien las piezas colocadas a cartabón, así como los aparejos ingleses, como los que puedes diseñar con las piezas de formato ladrillo o tipo metro.

En este baño diseñado por el estudio Egue y Seta también se ha dado un golpe de efecto con unas piezas en color y con una iluminación sectorizada y efectista. La retroiluminación bajo el espejo, por ejemplo, ensancha la zona de lavabo y lo hace más atractivo. El mismo efecto, pero instalado en un quiebre del cielorraso, amplía la profundidad del ambiente.

Empleando espejos en sitios estratégicos puedes resolver parte del revestimiento de una pared o una puerta y creas ilusiones ópticas que puedes aprovechar para ampliar la dimensión de un ambiente, especialmente en baños. En este, se instaló detrás de la encimera de suelo a techo, lo que abre un hueco en la pared que refleja luz y multiplica la perspectiva.

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Otra fórmula para ganar espacio habitable pasa por tirar el tabique que separa la cocina del salón, y así crear espacio para ubicar un rincón para comer. En estos casos la clave en la elección del revestimiento es unificar el suelo del estar y la cocina para que el espacio fluya sin que se altere la continuidad visual. Con esta solución siempre ayudaremos a equilibrar proporciones.

El tratamiento de la cocina se puede hacer, por su parte, siguiendo dos formas de actuación. La primera sería integrar la cocina en el color de las paredes, para que esta pase desapercibida. La segunda consiste en buscar contrastes. En este caso se emplearon las dos posibilidades juntas.

Así, en los muebles de pared se optó por el blanco, lo que hace que pesen visualmente menos, en cambio los muebles bajos se pintaron en color gris grafito, lo que acorta la distancia visual y agrega además un componente elegante a la cocina. Pero, aparte, el tono grafito se ha empleado por otro lado como color de enlace de la decoración, ya que se ha usado también para el tapizado del sofá y en otros muebles del estar y el comedor.

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Por último, aprovecha la continuidad visual que te puede ofrecer un balcón para instalar un suelo con un diseño especial. Las baldosas cuadradas colocadas a cartabón, por ejemplo, rompen la rigidez del rectángulo y aportan un toque personal que repercute en el interior.

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