Los habanos que más nos gustan

Decir que nos gusta fumar, que un habano es un placer, es algo que sólo entenderán aquellos que hayan tenido la oportunidad de fumar los mejores. En el mundo de los cigarros se abre un gran abismo: por un lado, aquellos que llevan tabaco seleccionado, se tuercen completamente a mano y están perfectamente conservados; por otro lado, todos los demás. En España hay una larga tradición de fumadores de cigarros acostumbrados a los mejores tabacos, por eso, este país es uno de los grandes consumidores de cigarros premium del mundo. Entre ellos, los más vendidos en 2015 fueron los Montecristo, con cerca de dos millones de unidades.

Montecristo es posiblemente la marca cubana más universal. Fundada en los años 30 por Alonso Menéndez y Pepe García (de familias asturianas), pronto se convirtió en un sinónimo de calidad. Sus cigarros se hacían con cuatro tipos de hojas distintas -y no con tres, como en el resto de marcas- y se distinguían por tener un carácter propio, con sabores a cuero, a maderas nobles y una fortaleza entre media y fuerte. Los Montecristo han sido para miles y miles de fumadores, la pedagogía del fumar.

Hoy es la marca que presenta la mayor variedad. Entre Ediciones Limitadas, Cigarros Añejados y Ediciones Regionales encontramos más de 30 puros con esta vitola. En esta ocasión queremos aconsejar dos. Quizá por encima de todos debamos recordar esos Montecristo del nº4 que nos hemos fumado en todas las bodas y que, a pesar de algunas irregularidades en su fabricación, cada poco tiempo alguna revista del sector decide que son los mejores cigarros del mundo.

Se trata de una mareva, un puro que se fuma en 45 minutos y que, en los mejores casos, es la conjugación perfecta entre la madera tostada y las almendras, y un dulzor de fondo que es como miel y agua de azahar. Cuenta además con una magnífica relación calidad/precio (7 €).

En segundo lugar, a nosotros nos gusta especialmente el Montecristo Edmundo: un habano que dura hasta una hora y que se adecúa mejor a los gustos contemporáneos. Cigarros no muy largos y con un tiro generoso; cuesta 14,5 €. En este caso se trata de un puro que combustiona mejor y que nos llena las boca con más humo. En él encontramos notas de sahumerio, de tabaco, incluso de turrón de almendras. Comparte con el anterior un regusto final dulzón que -quien lo probó, lo sabe- es marca de la casa. *Artículo elaborado por José Bernardo e Ignacio Peyró.