El museo del tiempo

El fin de semana del 21 de mayo, el Museo Patek Philippe ha celebrado su jornada anual de puertas abiertas.

Luis Jiménez. 09/05/2016
Los relojes de Patek Philippe parten de los 20.000 euros

Construido como un templo para los amantes de los relojes en 2001, el Museo Patek Philippe es una de las atracciones preferidas de los turistas que visitan la ciudad de Ginebra. Situado en el barrio de Plain Palais, ocupa un edificio Art Decó de principios del siglo XX por el que pasaron joyeros como Ponti Gennari y Piaget y, en el que desde 1975, Les Ateliers Reunis daban forma a las correas y encastrados de los relojes de la casa.

El Museo Patek Philippe refleja la artesanía y exclusividad de la firma
El Museo Patek Philippe refleja la artesanía y exclusividad de la firma

La exposición, que ocupa cuatro plantas, se divide en dos grandes partes. La primera comienza en el S. XVI e incluye uno de los primeros relojes mecánicos del mundo, y la segunda invita al visitante a descubrir más de 170 años de piezas únicas en la que la estrella es el Caliber 89, ‘el reloj más complicado de la historia’. Ostenta este título porque con motivo del 150 aniversario de la casa, Patek Philippe ensambló 1.728 piezas -mapa estelar incluido- capaces de, entre otras cosas, medir la temperatura. El grado de complejidad de esta pieza de oro blanco y su eficiente rendimiento hizo que en 2004 la casa de subastas Antiquorum lo vendiera por más de cinco millones de euros.

Alguna de las piezas que se pueden ver en el Museo Patek Philippe
Alguna de las piezas que se pueden ver en el Museo Patek Philippe

Ginebra ostenta el título de cuna relojera gracias al Calvinismo. En 1541, la Reforma de Calvino convierte la ciudad en una Roma protestante y en ella encuentran refugio los calvinistas provenientes de países vecinos (Francia, Alemania e Italia). Entre los exiliados, un gran número de maestros relojeros que fundarán en 1601 la Asociación Ginebrina de Relojeros. Este exclusivo club exigía a sus candidatos una formación previa de cinco años y demostrar que eran capaces de construir un reloj en miniatura con alarma para llevar colgado al cuello y otro de mesa cuadrado en dos niveles.

Una muestra llena de lujo para disfrutar poco a poco
Una muestra llena de lujo para disfrutar poco a poco

En 1704, el barrio de Saint-Gervais se convierte en el centro relojero más importante y en 1760, de los 20.000 habitantes que tiene la ciudad 600 son maestros relojeros. Desde entonces, la reputación de la ciudad como enclave relojero no hace más que crecer. Y así ha sido hasta hoy, momento en el que la entrada en el mercado de los smartwatches ha provocado una tormenta en el sector, que reconoce haber reaccionado tarde a la irrupción de esta nueva tecnología.

Dos modelos históricos de Patek Philippe
Dos modelos históricos de Patek Philippe

Pese a todo, los expertos siguen considerando un reloj Patek Philippe como una inversión. Y es que en una pieza de esta casa confluyen varias cosas que lo hacen único. La primera es que su producción es completamente artesanal y puede tardar entre 9 meses y dos años. La segunda, su exclusividad, pues desde 1839 se han puesto en el mercado poco menos de un millón de ejemplares.

Otra de las joyas de Patek Philippe
Otra de las joyas de Patek Philippe

La tercera, su obsesión por la perfección, el detalle y su capacidad para sorprender al coleccionista. Y la cuarta, quizá la más importante, su revalorización. Muchos modelos doblan su precio poco tiempo después de salir al mercado, especialmente si la marca interrumpe su fabricación poco después. Para hacerse una idea, basta saber que cronógrafos como el 2499/100, que salió al mercado por unos 19.000 euros en los 80, se vende hoy por 400.000. O que el Nautilus, uno de los más cotizados, costaba unos 2.600 euros en los 70 y su valor hoy es de 50.000.

Su forma de crear un reloj la convierte en una de las firmas más exclusivas del mundo
Su forma de crear un reloj la convierte en una de las firmas más exclusivas del mundo

Ya sea para dar el primer paso en la fascinante industria relojera o para entender como pequeñas piezas mecánicas transformaron el tiempo, el museo es de obligada visita.

https://youtu.be/ABBoTskmYxA

Poder contemplar los prodigios tecnológicos que han lucido personajes históricos tan relevantes como Albert Einstein, Marie Curie o Charlotte Brontë y entender como Antoine Norbert de Patek (1839) y Adrien Philippe (1845) consiguieron poner en marcha un imperio que hoy ostenta más de 80 patentes, bien merece nuestro tiempo. No en vano, si hay algún sitio en el mundo en el que tiempo se pierda menos es este.

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