7 preguntas de oro en la historia del vino

Utilizar la palabra historia en el mundo del vino es como decir gota en el océano, pues cada botella encierra una particular historia. Y entre ríos de tinta y vino, se ha escrito la historia del mismo.

No vamos a hablar del origen del vino, si es griego, egipcio o romano. No vamos a hablar desde cuando se conoce el vino, ni sus connotaciones asociadas a las guerras, a la religión o a los estatus sociales. Tampoco vamos a preguntarnos qué es el vino. Todo eso ya está escrito. En algunas ciencias existen preguntas clave que, al contestarlas y aglutinar los resultados, nos dan la verdadera respuesta que buscamos. Detrás de cada bodega existen cosas que no se especifican ni en una etiqueta ni en un folleto. Solo puede explicarla quien hace el vino y todo lo que le rodea. Entender la historia de cada vino te hace apreciar cada uno de sus sorbos.

Si nos fijamos, algunas de las siguientes preguntas tienen doble origen o destino y, el orden al formulárnoslas puede ser aleatorio o secuencial, lo que nos proporciona lecturas diferentes, respuestas interconectadas y esto, nos puede hacer vivir una nueva interpretación del vino.

El trabajo del bodeguero influye en el resultado final
El trabajo del bodeguero influye en el resultado final

¿Quién? Muchas veces, la persona o personas que hacen el vino ya nos transmiten un mensaje por su carisma, por su popularidad, por su humildad o por cualquier otra cualidad, virtud o defecto. Existen personas que hacen vino o le ponen nombre a un vino, porque es muy cool y, utilizando a terceros, hacen vino. Otros en cambio, viven la tierra, el fruto y el trabajo de la bodega. No siempre la persona que hace el vino transmite un mensaje con su producto. Lo guarda en lo más íntimo de sus ser. Apreciar el vino de ‘X’ nos da una cierta garantía por el notable éxito de sus anteriores elaboraciones, pero en cambio, nos puede predisponer a descartar al humilde desconocido en pro del mediático.

Vivir el vino para degustarlo con conocimiento
Vivir el vino para degustarlo con conocimiento

¿Cuándo? ¿En qué momento una persona decide hacer vino? Mucha gente, ha nacido en el seno de una familia bodeguera o viticultora. Es decir, desde pequeño ha mamado esa adictiva ambrosía que se llama enología. Siguen una tradición. Un legado. Pero también conocemos infinidad de casos de personas que, cansadas de su trabajo en un bufete de abogados, en una empresa farmacéutica o en vete tú a saber qué profesión insatisfactoria, deciden cambiar de vida, dejar atrás la ciudad y trasladarse a una finca donde con ilusión y pasión, elaboran vino. En ambos casos, existe un motivo que puede ser diferente según se mire. ¿El vino se elabora por pasión o también por negocio?

Las familias bodegueras son las apuestan por la tradición
Las familias bodegueras son las apuestan por la tradición

¿Por qué? ¿Qué motivo lleva a alguien a elaborar un vino? “Bueno… toda mi familia ha hecho vino desde siempre”. “He hecho este vino en homenaje a mi (familiar que sea) y para mantener vivo su recuerdo”. “Las grandes empresas que se precien deben tener una bodega propia para sus clientes”. Qué motivos tan dispares, ¿no? Pero todos ellos lícitos, por supuesto, desde el punto de vista del elaborador. En cambio, el cliente, dependiendo de su conocimiento o relación con el bodeguero va a elegir una opción u otra. En otras épocas se hacía para mantener a los soldados ebrios y darles el valor necesario para entrar en combate.

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Donde se ubique el viñedo es clave

¿Dónde? La elección muchas veces es corta dependiendo del poder económico en ese momento. Un pago heredado se convierte en el punto de partida para la elaboración de un vino. También podemos encontrar a quién elige un lugar donde vivir y después, en segundo plano, hacer vino. Hacer vino, en muchos casos es una manera de vida, por eso el dónde marcar el punto de partida de la aventura del vino se torna compleja. La decisión del dónde probablemente será crucial en muchos aspectos, personales y profesionales. La identidad de una u otra denominación de origen son también motivo de elección o desestimación, pues no podemos olvidad que la tierra deja su huella latente en el vino y se hace de notar.

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¿Por qué elegir una variedad de uva u otra o un tipo de vinificación u otro?

¿Con qué? ¿Por qué elegir una variedad de uva u otra o un tipo de vinificación u otro? Como todos sabemos, para gustos, los colores. Cada persona tiene una preferencia a la hora de poner su impronta en su etiqueta, pero sobre todo, en su vino. Si bien es cierto que dependiendo del dónde, el con qué puede verse limitado pese a los estoicos esfuerzos del bodeguero. Y es que estas dos acepciones están intrínsecamente unidas por cultura, tradición, climatología y estudios geológicos. El tipo de elaboración también se ve expuesto a éste interrogante, pues muchas veces la carencia o tenencia de recursos materiales implican resultados programados o inesperados. Sabemos que, intentando hacer una cosa ha salido otra diferente. En ocasiones esto es mejor. Y en otras, no.

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La tendencia geográfica, la tradición o la creatividad juegan un papel importante

¿Cómo? De nuevo, encontramos que se cruzan caminos. En este caso, el cómo y el con qué no siempre los recursos materiales o económicos son factores para que alguien haga el vino de una determinada manera. De nuevo, la tendencia geográfica, la tradición o la creatividad juegan un papel importante en la elaboración. Una mezcla de valores personales. Una pizca de locura. Un golpe de suerte. Constancia. Esfuerzo. Las temperaturas (en conjunto y no en particular) y mucha ilusión. Removerlo todo, esperar pacientemente y obtendremos el resultado de esta deliciosa receta.

Hay quien hace el vino para él y otros que lo hacen para los demás
Hay quien hace el vino para él y otros que lo hacen para los demás

¿Para quién? Por último y no menos importante, es para quién se hace el vino. A quién va dirigido. Hay quien hace el vino para unos pocos y hay quienes hacen vino para todos. Hay quien hace el vino para él y otros que lo hacen para los demás. Fijaros que esto nos condiciona a la hora de comprarlo (si podemos). Los reconocimientos y ciertas guías, en lugar de ayudar a hacer del vino un placer universal, lo convierten en un elemento privativo y separador de clases económicas y/o sociales. Incluso, hay bodegueros que hacen vino para que le guste a un determinado crítico o gurú de guía. Pero eso, ya es otra historia.

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