La torre más alta del mundo

Sandra no daba crédito a lo que estaba presenciando. Como medio de defensa natural, observaba impávida la escena, esperando que no fuera real, deseando que no estuviera pasando. Frente a ella, después de haberse despedido hacía un año en el hemisferio oriental, estaba su añorado Nikolai, pero no estaba solo, le acompañaba una mujer que, a todas luces, disfrutaba de su compañía.

No es que pudiera reclamarle nada, evidentemente no eran pareja oficial, hacía mucho tiempo que no se veían y, para más inri, tampoco se habían prometido nada. Aun así, dolía. Un corazón roto siempre duele, sobre todo cuando se rompe lejos de casa, lejos de tus seres queridos y de golpe, mientras paseas por la calle 57 de Nueva York, donde has ido para ampliar tus conocimientos sobre tu mayor pasión: la arquitectura.

Pero Sandra no podía permitirse el lujo de perder su vida parada como una estatua, reaccionó y oculta entre el gentío de la ciudad sorteó a su antiguo amante. Se aferró entonces a la meta que se había marcado. Debía llegar a la base del nuevo edificio más importante de la urbe neoyorkina: el 432 Park Avenue, el último rascacielos ‘mega-tall’ (edificios de más de 300 metros de altura) construido y el más alto de uso residencial del Mundo.

En el trayecto reflexionó sobre la diferencia cultural existente entre los Estados Unidos y España (su país). En el primero habían comprado y demolido el mítico Hotel Drake, construido en 1.926, donde habían residido personalidades de la talla de Frank Sinatra, Muhammad Ali, o Jimi Hendrix. Esto le parecía imposible en su país, donde recientemente se había armado un revuelo porque un multimillonario chino había propuesto demoler y reconstruir un edificio de 1.953, sin valor histórico alguno.

En la puerta de la impresionante torre, esperaba pacientemente la responsable de la gestión del edificio. Gracias a sus contactos, a la protagonista de este artículo iban a enseñarle y explicarle los detalles más interesantes del complejo. La afroamericana sonrió afectuosamente, tendió la mano a Sandra y después de la presentación de cortesía, empezó a narrar los pormenores de la construcción.

“CIM Group ha sido la compañía responsable de hacer realidad la maravillosa construcción en la que trabajo. Aunque el CTBUH (Council on Tall Buildings and Urban Habitat) ha declarado al World Trade Center como el edificio más alto de Nueva York, la verdad es que si medimos la altura hasta el último techo construido, el 432 Park Avenue le sobrepasa en 9,8 metros, si estamos segundos en la lista es por la antena que forma parte del rascacielos de la Zona Cero.»

«Aun así, estamos a los pies del edificio residencial más alto del mundo, de ello se encargan sus 426 metros de longitud. Otra particularidad es su esbeltez, tiene una relación alto/ancho de 15:1, lo que le convierte en una de las torres más delgadas del orbe. El arquitecto responsable de su diseño, Rafael Viñoly, trazó un patrón regular basado en la figura del cuadrado, así la base de 28×28 metros se alarga hasta la cúspide, integrando en ella 24 ventanas de 3×3 metros en cada planta.

La construcción se divide en siete tramos o edificios apilados en vertical. Estos tramos están separados por espacios al aire libre que sirven para reducir la presión del viento, logrando la estabilidad estructural. Alberga en total 86 pisos, 104 apartamentos de lujo, tres plantas bajo suelo y seis ascensores. La altura libre interior en cada planta es de 3,8 metros y posee vistas de 360 grados gracias a la ausencia de pilares.»

«El primer bloque se compone de viviendas para el personal (la mía, también), sala de conferencias, sala de proyección, restaurante privado, sala de billar, terraza jardín, instalaciones para la salud (Wellness y spa), gimnasio y piscina, además de espacios de almacenaje y bodegas. Los demás bloques poseen los apartamentos de lujo con diferentes divisiones (desde una a cuatro viviendas), con una superficie de 803 metros cuadrados por planta.

La empresa de ingeniería WSP Parsons Brinckerhoff se encargó del cálculo estructural y de su puesta en obra. El patrón repetitivo del edificio facilitó, en parte, la construcción y se llegó a terminar una planta por semana, gracias a la pericia de los operarios (todo hay que decirlo), por cuyas manos pasaron 53.520 metros cúbicos de hormigón y 12.500 toneladas de acero. La transmisión de cargas se realiza mediante un núcleo interior y la fachada principal, a los que enlazan los forjados reticulares (distribuyen las cargas en dos direcciones).»

«Otro estudio de arquitectura, el SLCE, ha sido el responsable de la dirección de las obras. Como curiosidad le diré que los primeros 50 Mega-Tall se edificaron entre 1.930 y 2.010. Este de 432 Park Avenue, finalizado en diciembre de 2015, se ha convertido en el número 100… ¡En estos últimos cinco años se han construido la misma cantidad que en los últimos ochenta! (Impresionante). 

La famosa Deborah Berke se encargó del interiorismo, utilizando un diseño minimalista para aprovechar al máximo las vistas panorámicas: desde el Hudson al Bronx, desde el Central Park al Océano Atlántico, todo lo que nadie ha visto antes al alcance de unos pocos. Pavimentos de madera, baños y cocinas de mármol, muebles de roble, electrodomésticos de acero inoxidable Miele y Dornbracht, calefacción en el suelo y lavabos ovales incrustados son algunos detalles de los inmuebles.»

«El piso piloto se situó en la planta 38, en ella, Deborah ubicó una mesa café Yves Klein y trabajó con la Galería Ryan Lee para colocar obras de arte de Ellsworth Kelly, Kiki Smith o Donald Sultan. La primera venta que cerraron fue en diciembre de 2.015, en la planta 35 por 18 millones de dólares (16 de euros). Ahora mismo (por si te animas) las ventas van desde los 76,5 millones de dólares (68 de euros) por un apartamento de 750 metros cuadrados en la planta 88 (con 9 cuartos, 7 baños y 5 aseos) hasta los 17,5 millones de dólares (15,5 de euros) por 370 metros cuadrados en la planta 36 (sólo seis cuartos, cuatro baños y un aseo).

La empresa suministradora del hormigón, Holcim US, realizó pruebas para mejorar la resistencia del material llegando a los 980 kilogramos por centímetro cuadrado. Pensemos que hasta hace poco se consideraba imposible traspasar la barrera de los 500. Esto ha hecho posible la maximización del edificio, llegando a los 65.500 metros cuadrados construidos en tan solo 803 de planta.”

Para Sandra el tiempo voló tan alto como la torre, y le dio mucha rabia cuando tuvo que despedirse. De paseo hacia su vivienda se le ocurrió pasar por el bar donde solían reunirse sus colegas para hablar de arquitectura. Nunca había asistido a una de esas reuniones, pero después de lo vivido hoy le apetecía especialmente. Todavía llevaba a Nikolai en sus pensamientos, así que no le vendría nada mal un rato de buena compañía y conversación. Lo que no se imaginó nunca es que él y su acompañante estarían en el mismo lugar al que ella se dirigía.

Disclosure: Los personajes que aparecen en este artículo, sus diferentes personalidades y sus relaciones entre ellos y con el entorno encajan dentro de la ficción. El autor no se responsabiliza sobre las opiniones expuestas en el artículo y no tiene ninguna relación de negocios con cualquiera de las empresas que se mencionan en él.