¿Sabes comunicarte con tu perro?

Si crees que te entiendes a la perfección con tu mascota, es posible que estés cometiendo algún error que ni siquiera imaginas.

Ana Villarrubia. 16/06/2016

Quien tiene perro sabe que como animal de compañía es un ser imbatible. Una criatura a tu cuidado que no se cansa de esperarte, que te hace sentir importante, que se acopla a tu plan de vida (por muy extraño que sea) y que te acompaña incondicionalmente. Vivas solo o acompañado, un perro hace de tu casa un hogar porque despierta tu altruismo y aviva en ti, sin que te cueste verdaderamente nada, un mínimo de generosidad, de responsabilidad y de compasión. Yo personalmente siento devoción por el mío y, si bien entiendo que es un animal y que no debo humanizarle -pues esto puede llegar a ser una forma de humillante ridiculización-, también reconozco que le siento parte de la familia y que muchas veces, ante su locuaz mirada, he deseado mágicamente que pudiera hablar.

Los perros no son humanos, pero a veces nos lo parecen
Los perros no son humanos, pero a veces nos lo parecen

Nos pasa un poco a todos los que tenemos perro y lo amamos: creemos que nuestra relación es genuina y auténtica y que verdaderamente nos comunicamos con él de forma eficaz. Sin embargo, pese a lo bien que muchas veces humanos y perros nos llegamos a entender, lo cierto es que nos equivocamos al interpretarles y al acercarnos a ellos en muchas más ocasiones de las que imaginamos. Cometemos un error fundamental: nos olvidamos de que manejamos códigos de distinta naturaleza.

A los perros suele molestarles que les toquemos la cabeza
A los perros suele molestarles que les toquemos la cabeza

De hecho, a los perros suele molestarles el gesto que más  tenemos con ellos: tocarles la cabeza. También son zonas sensiblemente incómodas las patas, el hocico y el rabo. Por eso, cuando hay niños en casa, es importante enseñarles cómo deben relacionarse con su perro porque son precisamente la cabeza y el rabo las zonas favoritas de los más pequeños para acercarse e interactuar con el animal. No es que el perro sea un antipático por emitir un desagradable sonido o por levantarse e irse, lo que ocurre es que estamos vulnerando su intimidad de la manera más descarada posible.

Tendemos a creer que el perro muestra su descontento solo a través de la agresividad, cuando esto no es en absoluto cierto. Y tendemos a interpretar el resto de señales como monerías o gracias, sin pararnos a explorar el significado más profundo que esos gestos puedan tener. Afortunadamente, las conductas agresivas de estos animales domésticos son muy poco frecuentes y recurren a otro tipo de actitudes para decirnos que les dejemos en paz.

Sus gestos te dirán cómo se sienten
Sus gestos te dirán cómo se sienten

De hecho, mirar para otro lado después de un cruce intenso de miradas o  girar la cabeza en el momento en el que nos acercamos a él, suelen ser indicaciones de que le estamos incomodando y que estaba mejor antes de que llegásemos a tocarle casi literalmente las narices. Si levanta las cejas o ladea la cara, está mostrando extrañeza (ya sea porque algo le huele mal y le hace sospechar, o porque te tiene a la vista pero no puede tocarte por mucho que lo desee).

En cambio, cuando él desea que le acariciemos o incluso que le tengamos en brazos, sabe perfectamente cómo acercarse y mostrarlo de manera muy explícita: mete su cabeza bajo nuestra mano, trata de subirse encima o se nos planta delante y pide contacto con la pata. Tu perro te demuestra el afecto que siente por ti de muchísimas maneras: te abraza cuando te mira a los ojos, te demuestra lo seguro y protegido que se siente a tu lado al apoyarse y dejar caer todo su peso sobre ti, te muestra su respeto y camaradería cuando te ofrece sus juguetes (esos mismos que no dejaría que un extraño u otro perro tocaran) y te anhela cuando no te tiene, pero se tumba en tu cama o encima de tu ropa para sentirte más presente.

Tu perro sabe cómo demostrarte su afecto
Tu perro sabe cómo demostrarte su afecto

Además, se nos olvida que en el mundo canino la estructura jerárquica tiene una importancia fundamental. La jerarquía proporciona roles y da orden y seguridad a la manada. Tú, como compañero de vida, eres parte de esa manada, y por ello la relación con tu perro también se rige por patrones de dominancia y sumisión. Debes encontrar un punto intermedio en el que quede claro que es a ti a quien debe respetar, sin que se erija en tu protector y sin que caiga en la más temerosa e insegura sumisión.

No debes tener sobreprotección con él para no hacerle miedoso
No debes tener sobreprotección con él para no hacerle miedoso

Los perros son tremendamente sensibles a tu estado de ánimo y captan, entre otras muchísimas emociones, tu miedo, tu entrega o tu enfado. Si se coloca en una posición protectora porque nos encuentra temerosos, no debemos reforzarle, pues le estaremos enviando el mensaje de que debe protegernos y de que aceptamos su dominancia. Podremos convertirle en un perro agresivo con el resto del mundo, será incluso capaz de atacar a cualquiera que se nos acerque con la idea instintiva de que, con ello, cumple con el rol que defensivo se le ha otorgado. Por otro lado, si eres tú quien le protege en exceso cuando más miedo tiene, es muy posible que estés reforzando su temor y le esté llegando un mensaje del tipo: “Es normal tener miedo, está bien que lo tengas, sigue teniéndolo”. Le convertiríamos en un perro sumiso y miedoso ante cualquier estímulo.

No lo olvides: tu perro no deja de ser un perro por mucho que le quieras
No lo olvides: tu perro no deja de ser un perro por mucho que le quieras

Por último, no debes olvidar que ante todo y por mucho que le quieras, tu perro no deja de ser un perro. Nos cuesta reconocerlo, pero así es. No es una marioneta de feria y no debemos invadir constantemente su espacio como tampoco podemos obligarle a que le apetezca que le achuchen. Merece la pena tratarle con calma y no prohibirle todo a lo que su instinto le conduce: necesitan tiempo y espacio para conocer a otros perros, olisquear sus pises, olfatear el sexo de otros perros y chupar muchas de las cosas que encuentra a su paso.

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