Diversión y educación en ‘Buscando a Dory’

En los últimos años, los padres hemos encontrado en Pixar un buen aliado para la educación de nuestros hijos. Y no nos referimos al desarrollo de su capacidad espacial ni a la agilidad de sus procesos de cálculo, sino a valores fundamentales que, idealmente, debemos transmitir con nuestro ejemplo cada día. En su última película ‘Buscando a Dory’, Pixar va más allá del niño para dirigir un mensaje también a los padres y educadores de niños especiales.

Hoy nadie se atrevería a discutir el papel educativo del cine en nuestros hijos.  Al igual que sucede en los cuentos, en las películas infantiles los niños son esos héroes capaces de protagonizar toda una trama en la que poner de manifiesto con éxito aquellas habilidades que pretendemos inculcarles en nuestra aventura educativa. El cine para niños resulta, pues, una poderosa arma pedagógica en la medida en que son ellos mismos quienes protagonizan y actúan; se les escucha y dejan demostrar toda una serie de capacidades innatas o potenciales con las que luchar contra la adversidad y manejar con éxito las amenazas a base de esfuerzo y confianza en sí mismos, siempre dentro del entorno de una comunidad.

Con el cine, el espectador mira y escucha pero además, ‘absorbe’ sin apercibirse algunos principios de conducta que, en el caso del niño, pueden tener un gran papel para diferenciar el bien y el mal dentro de la convivencia. 

Educando en valores. ¿Qué son los valores en realidad? Podrían definirse como aquellas características comportamentales y actitudinales que nos convertirán en ‘buenas’ personas a ojos de los demás; en individuos valorados positivamente en términos sociales pero también frente a nosotros mismos. Los valores morales en nuestra cultura han estado clásicamente muy vinculados a la religión cristina, pero, al margen de ésta, pertenecen al ámbito de la ética y por tanto, varían en las diferentes culturas e individuos.

Valores como el papel de la amistad, el respeto por la diversidad, la confianza o la gratitud son apenas unos ejemplos de los principios con los que podremos convertir a los más pequeños en futuros adultos capaces de diferenciar el bien del mal y de plantearse objetivos y metas afines a la vida en sociedad.

El cine nos facilita la labor de transmitir esas lecciones con las que los pequeños darán valor a aquellos comportamientos considerados adecuados para la convivencia social en sus entornos más inmediatos, como son el familiar y el escolar, a través de algunas normas de conducta y actitudes que deben aprender de las personas con las que conviven, y muy especialmente de sus padres, educadores, maestros y hermanos mayores.

La psicóloga Silvia Álava señala que los padres son los que han de elegir los valores más importantes para transmitir a sus hijos, y cita cinco los más importantes y que actuarían como una ‘vacuna’ contra la infelicidad y predictor de la felicidad: honestidad, lealtad, gratitud, esfuerzo y paciencia.

Principales valores de ‘Buscando a Dory’ para niños. Como continuación a ‘Buscando a Nemo’, en la historia de Dory encontramos repetidos varios de aquellos valores que les llevaron a realizar un viaje de lucha contra la adversidad a golpe de amistad y colaboración, y siempre con actitud de perseverancia, lealtad a la familia y amigos, además de confianza en la propia capacidad, en sus propios términos. Además, para la consecución de objetivos vendrá bien la ayuda obtenida gracias a la solidaridad practicada desde la empatía y siempre de acuerdo a unos tiempos a los que se llega con puntualidad.

Principales valores de ‘Buscando a Dory’ para padres
Aunque en términos generales las películas infantiles están más orientadas a inculcar valores a niños que a adultos, para el caso de Dory y su falta de memoria, las analogías respecto a las familias con niños especiales, con problemas neurológicos o trastornos del aprendizaje como el TDAH no se han hecho esperar.

La película refleja con grandes dosis de ternura la forma en que la discapacidad de un niño afecta sin remedio a toda una dinámica familiar, y obliga a los padres a tratar esa inhabilidad o falta de competencia con enormes dotes de paciencia, comprensión y compasión respecto al sufrimiento que le produce su propia situación.

Pero además, hace especial hincapié en el aspecto de la responsabilidad para intentar, por un lado, generar un entorno seguro para su hijo en función de sus necesidades, y por otro, para poner los medios de forma que el niño sea capaz de desenvolverse por sí mismo en la medida de sus posibilidades y desarrollando en él mecanismos de adaptación cuando la ayuda no está disponible.

Si en ‘Buscando a Nemo’ teníamos el pequeño problema de la aleta, en el caso de Dory contamos con una discapacidad que obligará al personaje a esforzarse el doble para conseguir sus objetivos, algo que consigue a base de la confianza en sí mismo y el mensaje de ‘tú puedes’ transmitido por sus padres, dentro de una actitud de optimismo.