¡Faltan 4 días! ¿Trump o Hillary? ¿comprar o no comprar?
El tono de la campaña, la incertidumbre y la cercanía en las encuestas para elegir al nuevo Presidente afectan al consumo.
La campaña electoral en primeras elecciones (cuando no hay reelección de por medio, que normalmente revalida al inquilino de la Casa Blanca), suele afectar directamente al ánimo del consumidor en Estados Unidos. Pero en estas elecciones todo indica que, por primera vez, los consumidores están realmente preocupados por el devenir de los acontecimientos.
No solo es la falta de empatía que transmite la candidata Hillary Clinton, ni el peligro que efectivamente supone un populista como Donald Trump, es la falta de programas económicos realmente estructurados (más allá de subir los impuestos para los más ricos que propone Clinton o regresar al proteccionismo más rancio de EEUU (de los 50) que defiende Trump. Porque ni Hillary es su marido Bill, ni Trump es Ronald Reagan.
Y las grandes cadenas estadounidense de ventas al por menor (centros comerciales y minoristas) quieren unas elecciones rápidas y limpias. A los problemas ya conocidos de la crisis económica, la competencia del comercio online y la caída del consumo en general de los grandes almacenes -en pleno proceso de reinvención-, se le une el tono negativo de la campaña electoral en toda su extensión, que está creando un grado de incertidumbre en la decisión de compra de los consumidores, que de hecho ya ha impactado en los patrones de gasto, según los ejecutivos de las grandes superficies.
Reuters explicaba hace unos días cómo el CEO de Yum Brands, Greg Creed aseguraba que «la incertidumbre sobre quién puede ser el próximo Presidente de EEUU está desacelerando la intención de compra de muchos consumidores. La gente está indecisa y pospone sus decisiones de compra«. Una cuestión que se verá en toda su crudeza cuando el mes que viene se empiecen a ver los resultados trimestrales de las compañías correspondientes al tercer trimestre del año y sus previsiones de ventas en la época más importante de todo el ejercicio, el cuarto trimestre.
Si a la incertidumbre electoral le unimos el brutal incremento de los seguros sanitarios para la clase media, y la caída de los cupones de alimentos que financia el gobierno federal, la situación aún se complica más. Y a juicio de los expertos, aún está por ver la reacción este último trimestre del año de las compras de los millennials, reacios a los centros comerciales. Lo que parece evidente es que de la quema de la caída de las ventas se está librando, por ejemplo Amazon, aunque hay que ver su comportamiento en el cuatro trimestre del año.
El año pasado, el cuatro trimestre fue realmente bueno para las cadenas minoristas y para la venta online. Los primeros, los grandes centros comerciales, comenzaron a recuperar ritmo de ventas sostenidas, mientras que el consumo online volvía a batir récords, gracias ambos a una buena campaña desde el Black Friday hasta el Cibermonday, que da su pistoletazo de salida en el fin de semana de Acción de Gracias.