Semana de flores tenebrosas e imaginación
Una vuelta a la clásica decoración floral de Halloween que dura más allá de la festividad. Black beauty al rescate del buen gusto en tiempo tenebrosos.
No soy fan de lo tétrico. No me atraen las calaveras, ni las brujas. Menos las telas de araña cuando son falsas y los neoyorquinos las despliegan en los sus portales, compitiendo con el vecino de enfrente. Pero en esta vida hay de todo y para todos y Halloween es de esas fiestas en que la ciudad entera vuela hacia lo gótico, lo funerario y lo siniestro (¿o debiera decir mastica, paladea, escupe o vomita?).
Lewis Miller, uno de los favoritos diseñadores de flores de la ciudad, dijo que le fascinaban los cambios de estación, porque aparecían flores y follaje que habían desaparecido un año antes. Incluso, que le amargaba ver algunas flores todo el año. La idea me quedó dando vueltas. La naturaleza creada en galpones para tener especies todo el año resulta, a lo menos, aburrido.
Hay una broma que Miller echó a correr en su equipo. Si llegaba al taller estresado o deprimido, pedía que le hicieran un arreglo negro para su mesa. El negro como color, no existe en la naturaleza. Son apenas distintos matices de colores llevados a su máxima opacidad. Y a Miller, en realidad, le sube el ánimo ¡tener en su escritorio albahaca y escabiosas negras!
Debo reconocer que me imposible encontrar arreglos que no cayeran en el cliché de Halloween o me fueran sencillamente insoportables. Por eso, cuando di con el arreglo de la diseñadora panameña Carolina Castrellón en Instagram (@silvaticaflores), me alegré (fotografía principal en este artículo). No hay nada como encontrar inspiración en los antiguos bodegones y crear.
Sarah Ryhanen, fundadora de Saipua (Brooklyn), tiene también ese dejo a la evocación dramática. En su campo de flores, exquisitamente tildado World’s End, tiene a su mano todos los ingredientes para sus espectaculares arreglos.
Otra floricultora de fama es Erin Benzakein. Conocida en las redes sociales como Floret, tiene su campo en el estado Washington. Allí crece multitud de flores orgánicas y hace talleres. Hace dos semanas las inscripciones para 2017 se abrieron y en 10 minutos se esfumaron. Con gran carisma y determinación ha generado una corriente de floricultores alrededor de Estados Unidos.
Nada mejor que reflotar ‘the black beauty’ (belleza negra) e inspirarse en los grandes diseñadores para festejar una semana muy especial.
(Foto principal: Raphael Salazar)