El vestido más caro del mundo

Acababa de anochecer aquel 19 de mayo de 1962 en el Madison Square Garden de Nueva York, donde el Partido Demócrata celebraba un multitudinario evento de recaudación y el 45 cumpleaños del presidente John F. Kennedy. Salió entonces al escenario Marilyn Monroe, saludó al público con un susurro, se quitó lentamente el abrigo de pieles que lucía y cantó ante los quincemil invitados a la gala aquel sensual «Happy Birthday, Mr. President«, que provocó los rumores de affaire entre ambos y quedó grabado en la cultura popular mundial para siempre.

Aquel ceñido vestido color nude diseñado por Jean Louis y adornado con 2.500 cristales incrustados a mano ha sido subastado casi 55 años después en Julien Auctions por 4,8 millones de dólares, el doble del precio de salida. Y el comprador es Ripley’s Believe it or Not, imperio de entreteniento estadounidense dueño de una cadena de museos con sede en Hollywood.

Se sienten «privilegiados» por haber tenido la oportunidad de aquirir este vestido «de la más legendaria estrella de cine de todos los tiempos.» Es la pieza «más icónica de la cultura pop», dijo el vicepresidente de la compañía, Edward Meyer, en rueda de prensa. «No se me ocurre ninguna otra pieza del siglo XX que cuente mejor la historia de los años sesenta que ese vestido.»

Sobre aquel vestido circulan infinidad de leyendas. Era tan ceñido que se tuvo que abrir una apertura en último momento para que Marilyn pudiera deslizarse en él sin ropa interior, después de haber sido confeccionado sobre el cuerpo de la actriz para ajustar sus voluptuosas medidas. Algunos incluso le atribuyen una leyenda negra, puesto que aquella noche fue una de las últimas apariciones públicas de Monroe, que fue encontrada muerta en su apartamento de Los Ángeles menos de tres meses después, a los 36 años.

El vestido ya fue subastado en 1999 por la casa Christie’s, alcanzando un precio entonces de 1,27 millones de dólares. Diecisiete años después ha batido el récord como la prenda más cara jamás vendida en subasta, que hasta ahora tenía otro vestido de cine: el vaporoso vestido blanco que lució Monroe en la famosa escena del metro en «La tentación vive arriba» en 1955. Se vendió en 2011 por 4,6 millones de dólares.