Pescado en el matadero

Los querubines del Noma, que en varias ocasiones fue nombrado mejor restaurante del mundo, se han emancipado y te invitan a que los conozcas en el único espacio del Meat Packing District de Copenhague que vende pescado.

Luis Jiménez. 19/12/2016

De todos los lugares del mundo en los que se puede vender pescado, este parece, a primera vista, uno de los menos indicados. En un antiguo matadero, rodeado de camiones frigoríficos y de tiendas con ganchos para colgar carne, se sitúa este fabuloso restaurante que nada tiene que envidiar a los mejores de Nueva York. Su ambiente industrial, en cemento y baldosín blanco, recuerda a los de la Gran Manzana, pero sin el murmullo que embriaga en los restaurantes más populares al otro lado del charco.

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A los fogones Jamie Lee, un chef formado en cocinas con estrella del circuito londinense

En este te recibirá Frej Helstrand. Y lo hará con una gran sonrisa que mantendrá durante toda la velada. Él es el gerente del restaurante, y sí, también trabajó en Noma, como también lo hizo el dueño de este espacio tan singular, Anders Selmer, que pasó en el mejor restaurante del mundo los primeros cinco años de apertura haciendo la función de Frej.

Y aunque ser vástago de René Redzepi, puede llegar a ser una cruz, ninguno de los dos se queja, sino más bien todo lo contrario, están agradecidos de haber tenido la oportunidad de formarse en un lugar tan especial.

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El local se encuentra en un antiguo matadero

En Kødbyens Fiskebar, o lo que es lo mismo, en la pescadería del matadero, se come pescado de calidad, cocinado o crudo, en su punto, perfecto.

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La carta es relativamente corta, pero la de vinos es más extensa

La carta es relativamente corta, pero la selección es de alta calidad. La norma es probar unos entrantes, como el pulpo con ajo negro, brotes de pino en vinagre y arándanos o un delicioso Fish&Chips, antes de pasar a los principales. Para los más atrevidos hay una sección de crudos en la que destacan las ostras o el caviar de Kali, una especialidad culinaria sueca, acompañado de bayas de espino amarillo, huevo de codorniz, zanahorias baby y semillas de amapola.

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Platos atrevidos y llenos de calidad y creatividad (Foto: Kirstine Fryd)

La carta de vinos ocupa, sin embargo, nueve páginas, pero en ella los españoles no salimos muy bien parados, pues de nuestra tierra solo cuentan con un garnacha de Castilla y León de 2014 y un tempranillo Rioja de 2015.

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El mago de esta cocina, el chef Jamie Lee, al que es facil ver disfrutando de las caras de sus comensales

A los fogones Jamie Lee, un chef formado en cocinas con estrella del circuito londinense. Lleva aquí desde 2012 y le encanta compartir sus secretos con los comensales. Es fácil verle en el local comprobando si se saborea o no su comida. Le hace feliz, dice, ver a la gente disfrutar sus platos.

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Sus creaciones le han colocado entre los diez mejores restaurantes del mundo según el Wall Street Journal (Foto: Kirstine Fryd)

Nombrado por el Wall Street Journal como uno de los mejores diez restaurantes del mundo y recomendado en la Guía Michelín, el Kødbyens Fiskebar, se ha convertido en un lugar de referencia fuera del circuito comercial de la capital danesa. El barrio de Vesterbro, en el que se emplaza, ha visto como este y otros locales igual de distintivos han extendido su vida mucho más allá de las ocho de la tarde.

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Uno de los platos preparados en este restaurante (Foto: Kirstine Fryd)

Si no tienes reserva es poco probable que cenes aquí, pero desde hace relativamente poco, abren también al mediodía con una selección de su carta nocturna. Una opción que puede resultar interesante si lo que buscas es dejarte sorprender, porque en este turno puedes dejar que el chef elija por ti a un precio mucho más asequible que en el turno de noche.

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Puedes cenar junto a la enorme pecera circular que adorna el local

Te llamará la atención una pecera circular de mil litros en torno a la cual puedes cenar. Si bien es verdad que ver peces y comerlos al mismo tiempo puede resultar incómodo para los más sensibles, es el lugar perfecto para una cita íntima, escondidos de las miradas del resto de comensales. Pero si no te la quieres jugar, opta por comer en la barra, es mucho más original que hacerlo en una mesa y te garantizo que nunca tendrás el vaso vacío.

Yo, si fuera pez, querría morir aquí: convertido en delicia para envidia de la carne que nos rodea.

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