El mejor vino para empezar el año

El Viña Bosconia Gran Reserva de 1981 de Tondonia es un señor vino con toda la esencia de los riojas clásicos. Un gustazo.

Ignacio Peyró. 11/01/2017

Hace muchos años que somos devotos de Tondonia y por esa misma razón son muchas las añadas y botellas –del 70 al 66, del 64 al 54, del blanco al tinto y del Cubillo al Bosconia– que hemos probado. En los últimos tiempos, Tondonia ha vuelto a la primacía riojana por el aprecio creciente hacia sus botellas antiguas y por la fidelidad a un estilo –acidez, poca extracción, producciones limitadas, vocación de gran guarda- que contrasta con el avillanamiento de no pocas de las bodegas históricas de la zona y unos flirteos no siempre productivos con los llamados ‘vinos de autor’. En consecuencia directa, los precios han subido –y de forma asombrosa en el caso de los blancos. El único consuelo es que se hace justicia a una casa que no hace tanto tiempo era motivo de irrisión por un supuesto anquilosamiento que hoy veneramos como tradición. (Cata de I. Peyró y J. Rocamora).

Impresionantes botellas antiguas en la bodega
Impresionantes botellas antiguas en la bodega

¿Qué son los ‘Vinos finos’?
Estamos ante una expresión que se presta a confusiones: que si es por la uva ‘tinta fina’ (tempranillo), por su color algo más claro, por ser uno de esos vinos ácidos ‘al gusto de Bilbao’, por su derivación de los claretes de antaño, por una asimilación con los finos de Jerez, por su especial elegancia… Bien, aunque desmitificar siempre conlleva un desencanto, la expresión ‘vinos finos’ surge en Burdeos –’vins fins’- a mediados del XIX. Hasta ese momento, una vinificación precaria implicaba que los vinos se deterioraran fácilmente, viajaran con dificultad y tuvieran una guarda limitada o, en la mayor parte de los casos, inexistente.

Los nuevos modos de vinificar en tierras bordelesas iban a dar paso a este nuevo modelo de ‘vino fino’: despalillado, control de la maceración con los hollejos, clarificaciones, crianza en barricas de roble de 225 litros, etc. Estamos, en definitiva, ante una vinificación cuyos postulados básicos han pervivido hasta hoy. Por entonces, los modernos métodos de elaboración también propiciaron vinos más longevos y capaces de soportar los viajes sin depender en tan alto grado del azar. Los avances técnicos llegaron a la Rioja y, tras aprender el proceso en Burdeos, Luciano Murrieta crea el primer ‘vino fino’ de la zona. La expresión se conserva actualmente en las etiquetas de López de Heredia y es de lamentar que haya desaparecido en fecha reciente de las de Vega-Sicilia.

El "Txori-Toki". Foto de Jesús Rocandio.
El ‘Txori-Toki’. Foto de Jesús Rocandio.

La Bodega
Es la bodega más antigua de Haro, una de las tres primeras de La Rioja y la más purista en su clasicismo. Comenzó en el año 1877, fruto de las inquietudes creadas por la llegada de los negociantes vinateros franceses a tierras riojanas con objeto de paliar los estragos causados por la filoxera en sus viñedos. Fue entonces cuando don Rafael López de Heredia y Landeta, profundo conocedor y buen alumno de estos maestros franceses, decide seguir sus pasos. Sus vinos pertenecen a varias familias: Tondonia, Bosconia, Gravonia y Cubillo, según la viña de la que proceden, cosa que en esta casa todavía quiere decir algo, en principio, mientras que en otras, el término ‘viña’ en la etiqueta no habla ya del origen concreto del vino.

Los
Los Viña Bosconia proceden de la fina El Bosque

Los Viña Bosconia.
Los vinos Viña Bosconia proceden de la finca El Bosque: de ahí su nombre. El fundador de la bodega tuvo, como acabamos de decir, una marcada influencia francesa. Así, el Viña Bosconia original llevaba Pinot Noir, y lo llamó ‘Rioja Cepa Borgoña’: por eso se comercializa hasta hoy en su panzuda botella borgoñona, como, por ejemplo, el Cepa Rhin de Paternina se distribuía en su característica botella alargada.

La finca El Bosque está situada a la vera del río Ebro, a una altura de unos 410 metros y a un kilómetro aproximadamente de la bodega. Los viñedos están en una ladera orientada al sur, por lo que la insolación y acumulación de horas de luz es perfecta para la adecuada maduración de los racimos. A la buena calidad de las uvas contribuyen también tanto la naturaleza del terreno (arcillosa–calcárea y cascajosa), como la edad media del viñedo (unos 40 años). Tiene 15 ha: 11 de Tempranillo, 2 de Garnacha tinta, 1 de Mazuelo y 1 de Graciano.

Marcas comerciales de la bodega en 1956. Foto: Lopez de Heredia
Marcas comerciales de la bodega en 1956. Foto: Lopez de Heredia

Precata.

  • Uvas. 80% Tempranillo, 15% Garnacha, 3% Mazuelo y 2% Graciano.
  • Añada 1981. Fue clasificada por la DOCa como MUY BUENA. La climatología fue de las mejores de la década. Lo peor para la calidad de rioja es la helada de primavera porque, entre otras cosas, acorta el ciclo vegetativo. En 1981 nevó en mayo y se helaron los pequeños brotes. Esto hizo presagiar lo peor. Sin embargo, el otoño fue muy bueno: sin frío, sin lluvia y sin nieve, quienes tuvieron paciencia pudieron vendimiar tarde y recuperar el tiempo perdido durante las nieves de mayo. Finalmente la cosecha fue de gran calidad e incluso EXCELENTE, aunque oficialmente no fuera reconocida como tal. Opacada por el éxito de la célebre cosecha del 82, la añada de 1981 suele ser vista como superior en nuestros días.
  • Elaboración: Permaneció durante 6 meses en depósitos de madera, en los que hace también la fermentación maloláctica. Criado durante 6 años en viejas barricas de roble americano de 225 litros, elaboradas por los toneleros de la misma bodega. El vino es sometido a 2 trasiegas manuales cada año. Clarificado con claras de huevo frescas. Embotellado directamente de la barrica, sin filtrar. Lacrado especial para favorecer su mejor evolución en botella y preservarlo de contaminaciones. Descansa un mínimo de 44 meses en botellero antes de ser comercializado.
  • Alcohol: 12.5º.
  • Corcho. De 45 mm. Empapado, pero aguantó perfectamente gracias al lacre (de los lacres de siempre: duros y más que engorrosos de retirar).
  • Producción. 5.000 botellas de 75 cl.
La cata fue espectacular
La cata fue espectacular

Cata. En la Taberna López (Segovia), en otoño de 2016: a 35 años de su cosecha, y sigue ascendente.

  • Preparación de la cata. La botella estaba perfectamente conservada. Desde que salió al mercado estuvo en botellero frío, resguardada de la luz y de las vibraciones. El corcho salió entero. Sin decantar: bien así. Al principio prevalecía la acidez volátil (acético), pero desapareció en pocos minutos. El vino mejoró mucho al irse aireando. Enhorabuena a Perfecto López, por su profesionalidad y buen hacer, tanto en la conservación como en el servicio de la botella.
  • Color. Color amarronado casi anaranjado: el clásico ‘teja’. De capa media-baja. Limpio y brillante. Sin posos. Lágrima abundante, fina, delicada, lenta. El color grita que el vino rebosa lozanía, vitalidad, salud…
  • Nariz. Estamos ante uno de sus vinos cuya nariz llama a detenerse. Su aroma roza la complejidad absoluta, con claro predominio de los terciarios: cáscara de naranja confitada, flores secas, armario viejo, tierra mojada, boj, setas, trufa negra, madera usada (pero con clase: no tablón)…, que se funden en un todo de extrema elegancia que roza la perfección. Aparece también ese fondo maravilloso de fruta roja fresca, exclusivo de los buenos vinos viejos de tempranillo. Estamos, en nariz, ante un vino de tanta profundidad como elegancia y delicadeza: una muestra soberbia de clasicismo riojano.
  • Boca. Poderoso, elegante, ligero, fresco, profundo y complejo. Todo (acidez, taninos, madera, mineral, fruta…) ha llegado a la más absoluta redondez. Su antigüedad se siente y saborea en cada papila gustativa, que queda hecha agua por la prodigiosa vivacidad de la acidez. Todo en orden, pulidísimo, integrado, firme, con taninos aterciopelados. Aparece con más claridad que en nariz esa fruta roja madura, fresca, tan exclusiva de los buenos tempranillos viejos. También aparecen en boca y en retrogusto ligeros cítricos.
  • En conjunto. ¡Qué vinazo! Un tinto bien dotado. Quintaesencia y arquetipo de los riojas clásicos con años: barricas de roble americano usadas, pasadizos subterráneos de López de Heredia… De conmovedora pureza riojana, se presenta, como los mejores de su clase, un tanto frágil y delicado, en lo que no es sino el guante de seda para el puño de hierro. 

Calificación. 9,7/10 (y subiendo).

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