Todos los tabacos del mundo

Quizá sea el momento de hacer un acto de reconciliación y reconocer que hay excelencia en muchas regiones.

Bernardo&Peyró. 02/03/2017

La memorable Edición Limitada 2016 de Romeo y Julieta llevaba el nombre de ‘Capuletos’, referencia que es muy adecuada para el tema que tratamos hoy: los odios africanos, la incomprensión entre las familias formadas por los que fuman tabacos de unas procedencias hacia los que los fuman de otras.

Con la comida, en general, nos descubrimos más que con ninguna otra cosa, animales de costumbres. Y es fácil que nada nos parezca tan superior como esos guisos con pimentón que nos saben a nuestra primera memoria. O, quizá, nuestra debilidad sean los Riojas clásicos bebidos durante tantas navidades en casa del abuelo. A la vez, y si seguimos hablando de vino, es difícil que uno haga ascos, por ejemplo, a los que nos llegan de la Toscana -un Chianti Classico, un Brunello- o a los de esos pagos de la Borgoña donde la Chardonnay se hace prototípica.

Los riojas clásicos
Beber un Rioja clásico es una debilidad para muchos

El reconocimiento de lo bueno de los otros vinos es inmediato: aunque no sean los que más nos gusten, en seguida sabemos que estamos ante algo serio. Pero en este mundo de la gastronomía, los puros ocupan un margen propio: porque si estamos acostumbrados a una fortaleza, a tabacos con un gusto, el cambio suele ser dramático. No existe el reconocimiento inmediato del otro. El primer cigarro siempre es un fracaso, digamos que los de otras regiones nos saben a sacarina, nos resultan insípidos o tan directos y ofensivos que son casi obscenos.

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Se fuma en todo el mundo, y en el todo el mundo se viven experiencias de todo tipo

A la vez, hay que tener claro que hay tabacos mejores que otros, que hay experiencias horribles y regiones donde no se dan bien. Que hay ligadas agresivas y descompensadas como una rave party. Pero también es cierto que podemos encontrarnos magníficos puros en cualquiera de las mejores regiones tabaqueras del mundo. Es muy necio pensar que la gloria de los cubanos ha dejado de ser tal, precisamente ahora que en que cada planta hay poco menos que un código de barras y ha sido inspeccionada con un microscopio nuclear. Como sería necedad sostener que de las miles de toneladas de tabaco de Nicaragua (gloria de tierra, sol de gloria y sabiduría en su cultivo) no salen muchos cigarros excelentes. O que los tabacos que, con no poca experiencia, hacía históricamente Davidoff en República Dominicana, apenas valían nada.

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La gloria de los puros cubanos todavía es real

Quizá sea el momento de hacer un acto de reconciliación y reconocer que hay excelencia en muchas regiones, que despreciar o minusvalorar al otro es injusto y cainita. Y tener claro que conocer el tabaco de una procedencia y apreciar su especificidad exige tiempo y paciencia. Y, claro está, que cada cual fume los cigarros que prefiera.

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