El palacio que sedujo a Richard Gere
Es uno de los edificios más emblemáticos de NY. Madonna es una de las muchas celebrities que se declaran fans del Palazzo Chupi.
El gran palacio rosa de Manhattan construido por Julian Schnabel y situado en una de las partes más elitistas de la isla es extravagante y llamativo desde todas sus vertientes. Es rosa, muy rosa, y es altísimo. No tanto como un rascacielos, pero sí lo suficiente como para llamar poderosamente la atención en relación a los edificios colindantes.
Esta extravagancia inmobiliaria de estética veneciana, siete pisos de altura y 15.000 metros cuadrados fue realizada en 2006 y ha coleccionado a partes iguales desdén y entusiasmo. En este último grupo se encuentra, por cierto, Richard Gere, quien compró una de las cinco mansiones ubicadas dentro del edificio por 15 millones de dólares. Se dice que Jonnhy Deep y Madonna lo estuvieron considerando.
Schnabel (NY, 1951) no podía haber construido un hogar para él y su familia más en sintonía con su hacer general. Este es el artista que durante años ha recorrido las alfombras rojas de medio mundo vistiendo los pijamas de seda diseñados por, su ahora ex mujer, la española Olatz López Garmendia.
El palacio fue bautizado como Palazzo Chupi en honor al apelativo cariñoso de Olatz. Reminiscencias españolas de un artista que vivió su boom más glorioso en los años 80, en el Nueva York del burbujeo artístico en el que Andy Warhol brillaba ya como un referente y en el que despuntaban otras figuras que luego pasarían a la historia como Keith Haring o Jean-Michelle Basquiat.
En el clima de libertad y osadía de aquella época los cuadros de Schnabel llamaban poderosamente la atención por sus dimensiones, por su pasión y por hacer uso de técnicas novedosas como era usar vajilla pegada al lienzo sobre la que finalmente pintaba con óleo. El éxito fue inmediato y vendió mucho y muy caro hasta que llegaron los años 90.
Desde entonces la crítica lo encumbra y derrama sin previsión o lógica y mientras tanto Schnabel continúa exponiendo sus obras en las dos galerías más importantes del mundo, Gagosian y Pace, y sigue a lo suyo rodeado de la belleza barroca de su palacio rosa y haciendo películas. Ya lleva cinco. Quizá recuerden Antes que anochezca (2000) que le valió a Javier Bardem su primera nominación a los Oscars por la interpretación del poeta cubano Reinaldo Arenas.
Schnabel prepara ahora su sexta película, en esta ocasión sobre la vida de Van Gogh, trabajo que compagina con la difusión de su última serie de pinturas en las que vuelve a retomar la técnica del óleo sobre vajilla. Hilando estos dos proyectos las pinturas resultan ser representaciones de los jardines de Auvers-sur-oise (Francia), el lugar en el que murió Van Gogh. Estén atentos porque esta colección de cuadros está de gira y podrían encontrársela en la galería Pace de su ciudad más cercana.
Teatralidad, exhibicionismo y gusto por lo español podría ser un buen resumen de la figura de Schnabel. Detrás de artistas nacionales de la talla de Miquel Barceló o Jorge Galindo se extiende la sombra del apadrinamiento del americano. A esto hay que unir que hay quien dice que las pinturas de platos están inspiradas en las piezas de azulejos de Antoni Gaudí del Parque Güell, que algunos de sus cuadros hacen referencia literal a El Retiro de Madrid y que el apelativo Chupi de su palacio viene de Chupa-Chups. Se trata de un artista muy peculiar en posesión de un edificio interesantísimo. Si van a Nueva York no duden en pasar a verlo.