Comer en el comedor es sano. ¿Y educativo?

¿Comer en el colegio es tan sano como comer en el hogar? ¿Aporta algo a nivel de educación?

Patricia Peyró. 04/04/2017

La incorporación de la mujer al mercado laboral hace que muchos no podamos plantearnos otra posibilidad que la de dejarlos a comer en el colegio. Aunque la mayoría lo hacemos tranquilos, ya que estamos informados de lo que incluyen los menús, pocas veces nos paramos a pensar en los aspectos más educativos y culturales que comporta la hora de comer. Hablamos de valores como el respeto por el alimento, la higiene, el protocolo que nos hará comportarnos como personas educadas, o la cultura de mantener hábitos de nutrición saludables.

Cada año miles de escolares acuden diariamente al comedor del colegio

No sucede así en otros países como Japón, donde la hora de comer constituye una asignatura más en la que los niños inician todo un ritual que es celebrado con alegría, y eso a pesar de incluir faenas de servicio propias de un camarero, y hasta de limpieza, acordes a la actividad que en restauración se conoce como office. “Los 45 minutos del almuerzo se consideran un tiempo educacional como pueden ser las matemáticas o la lectura”, explica el director de un colegio en Japón, donde graban un vídeo para su divulgación en otros países en el que dejan claro lo que de verdad importa: “¡En la comida del colegio no se trata sólo de comer!”.

Entre carpetas y libros, cada niño ha de meter en su mochila un cepillo de dientes, un mantel, cubiertos y una servilleta. Forma parte del material necesario para  las rutinas diarias relacionadas con el almuerzo, momento considerado como un aspecto social, lúdico y, en cierto modo, de descanso; aunque sin mermar, por ello, la excelente oportunidad educativa que brinda la hora de comer.

Aunque la comida se prepara en la cocina, los niños participan en casi todo el proceso: ponen la mesa en clase y luego se visten con gorro y máscara para ir ellos mismos a recoger las bandejas tras unas palabras de agradecimiento al personal de cocina. Entre sus rutinas está presente en todo momento el adecuado tratamiento de los alimentos que evitará el contagio de virus y dolencias. Por ello,  si alguno tiene síntomas gastrointestinales, no entrará a la zona de elaboración ni manipulará alimentos.

Los japoneses miman la comida de los niños como reflejan sus artísticos “bentos” o bandejas preparadas

Tras recoger la comida, en clase participan del reparto y cada día hay ‘camareros’. Además, se menciona la procedencia de las materias primas, que podrían incluso haberse cultivado en el huerto del colegio, en una suerte de cultura kilómetro cero en combinación con el  DIY (do it yourself). El profesor come con los niños y, si sobra algo, se sortea. Luego se lavan los dientes y agradecen de nuevo. El último paso será recoger y limpiar, siempre teniendo en cuenta el reciclado. Los valores inculcados en estos 45 minutos no son pocos y trascienden sin duda a la ingesta equilibrada de nutrientes:

  • El respeto por el trabajo de los demás
  • El reparto equitativo de tareas
  • El reconocimiento de la materia prima
  • El agradecimiento al hecho de comer
  • Las maneras correctas en la mesa
  • La importancia de la higiene
Los niños japoneses participan de forma activa del proceso de la alimentación

¿Qué sucede en España?  ¿Cómo es el comedor escolar?
A nivel nutricional podemos estar tranquilos. Casi todos los colegios incluyen una minuciosa programación de los menús diarios, avalada por un especialista en nutrición. Lo explica Vanessa Buitrago, del centro médico Medicadiet: “Por suerte, cada vez existe más preocupación por la nutrición y la alimentación tanto a nivel individual como gubernamental. Queda mucho camino por recorrer, pero parece que se empieza a tomar conciencia de la importancia de una buena alimentación y su papel en el mantenimiento de la salud”.

La preocupación de los padres se transmite a los colegios, donde no se la juegan y eligen menús equilibrados de acuerdo a la dieta mediterránea, ampliamente reconocida por sus beneficios para la salud. “Si no se establecen unas normas básicas y ciertos parámetros que cumplir, corremos el riesgo de que los niños no estén bien alimentados porque la comida sea insuficiente o inadecuada y puedan aparecer carencias nutricionales. De la misma manera, podrían cometerse errores por exceso y estaríamos favoreciendo la aparición de enfermedades como la obesidad”, aclara Buitrago.

Es fundamental educar en hábitos de higiene a los niños para prevenir enfermedades

En lo que se refiere al aspecto educativo, la experta opina que tenemos mucho que aprender del sistema japonés: “Es un modelo ideal para hacer llegar a los niños la importancia de una buena alimentación y el gusto por la comida y todo lo que rodea a ésta. No sólo reservan tiempo para comer y cuidan los platos que preparan, sino que los niños se implican en todo el proceso desde el cultivo de los alimentos hasta la  limpieza de la zona donde comen y el reciclaje de los envases usados, hábitos que continuarán ellos y propiciarán una buena salud a lo largo de su vida”.

En España estamos muy lejos de alcanzar estos niveles y, por ello, los padres haríamos bien en presionar un poco para comenzar a trabajar esta faceta educativa. La educación nutricional es algo que debe iniciarse desde la infancia, ya que los hábitos que adopten los niños se mantendrán y tendrán resultados positivos sobre la salud en su vida adulta. Lo ideal sería que se enseñara en los colegios y se continuara en casa aplicando las cosas aprendidas en clase”, aconseja la experta de Medicadiet.

Participar en el proceso de comprar y cocinar ayuda a los niños a comer mejor y a aprender nutrición e higiene

¿Por dónde empezar a educar en nutrición?
Predicar con el ejemplo es el mejor punto de partida. Además, ayuda el hacer partícipe al niño de todo el proceso. La respuesta de un niño ante la comida cambia radicalmente si ha intervenido en su preparación o ha ido a la compra con los padres, asegura Buitrago. “Se implican en ello y eso se refleja en el momento de comer, que será mucho más placentero tanto para el niño como para los padres. Además, esa colaboración en la familia fomenta la comunicación y refuerza la relación con los hijos”.

Higiene y seguridad alimentaria en los comedores españoles
Los padres preocupados por los aspectos higiénicos del comedor no tienen razón para perder el sueño. Lo que se conoce como el APPCC (Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico) está controlado en nuestro país. “El APPCC es obligatorio en EEUU y en los países de la Unión Europea”, explica José Ramón Rúa Rodríguez, consultor en seguridad alimentaria.

Cada país se ve afectado por su cultura en sus hábitos de alimentación e higiene

“En España, el sistema APPCC a nivel de grandes empresas e industrias alimentarias, está perfectamente implantado”, asegura como especialista. Para nuestra tranquilidad, el APPCC no tiene nada de cultural, sino que son criterios científicos. Es la cultura la que permite que en unos países se lleve a cabo de mejor forma que en otros. En este sentido, “la exigencia por parte de las autoridades sanitarias sobre el cumplimiento del APPCC va a depender fundamentalmente de la población destino”, explica Rúa Rodríguez. Y en España “existe y se contempla una población llamada de alto riesgo, entre la que se encuentran los niños y las colectividades, donde la exigencia es superior”.

¿Cómo gestionan los colegios el comedor?
Habitualmente lo hacen a través de un servicio externo contratado que gestiona la cocina. A efectos de seguridad alimentaria, “es seguramente lo mejor, ya que los procedimientos están bien definidos y existe una mayor supervisión, advierte el consultor.  Otra cosa es lo que hacen los japoneses, “quizá un poco exagerado” en opinión de Rúa. El experto no ve necesario ponerse mascarilla buconasal para entrar en la cocina, pero en cambio aplaude “el lavado de manos y que el profesor coma con los alumnos”. Respecto a comer en el mismo lugar en el que se estudia, algo que se practica en otros países  además de en Japón, le convence menos: “Considero que es posible, pero pienso que deben ser actividades a realizar en distintos sitios, al igual que no me gusta el hecho de trabajar en la oficina y comer en la misma mesa de trabajo”.

Programas como Masterchef Junior inculcan buenos valores sobre la cocina, la comida y su manipulación

Todo es cuestión de ir creando en los niños una cultura de la higiene .“Enseguida se darían cuenta de que con poco que hagan podrían evitar algunas enfermedades. Por ejemplo, con el correcto lavado de las manos o no dejando alimentos fuera de la nevera, sobre todo en verano”. Conseguirlo será posible si se hace de una forma amena y divertida, “empezando por lo básico de los hábitos higiénicos y continuando por la responsabilidad medioambiental del reciclaje”. Buen ejemplo de ello está en los logros educativos de los programas de cocina de la televisión, como Masterchef Junior. *Fotografías: Pixabay.

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