Otazu: vino y arte contemporáneo
El Señorío de Otazu, situado en un envidiable enclave natural bajo la peña de Etxauri (Navarra), recupera una actividad que se remonta al S.XII: el arte de hacer vino combinado con otros tipos de arte.
La antigua bodega Señorío de Otazu, de estilo francés y construida en 1840, constituye un auténtico museo del vino, un recorrido histórico por la manera de entender el cuidado del viñedo y la elaboración del vino. El nuevo equipo enológico capitaneado por José Luis Ruiz recoge el testigo y elabora nuevos vinos que han contribuido a posicionar en el mercado a la D.O. Navarra.
Trabajando solo con viña propia, Otazu vendimia y vinifica parcelas por separado ofreciendo una gama de vinos de altísima calidad cuidados con mimo en todo momento. Para ellos, cada botella es una obra de arte. Por ello, los actuales propietarios, grandes amantes del arte contemporáneo, han recopilado una extraordinaria muestra que se exhibe en la bodega entre cubas ancestrales y aromas de fantásticos vinos.
En este afán por apoyar el arte, Otazu ha presentado el nuevo proyecto artístico realizado para la bodega del artista David Magan. Nacido en Madrid en 1979, basa su obra en una técnica personal que fusiona la escultura del vidrio con procedimientos arquitectónicos. Sus obras son un fantástico equilibrio entre luz y color y cada pieza es un juego armónico y tridimensional que refleja la luz en sí misma y la proyecta de forma mágica.
Bodegas Otazu le ha confiado dos desarrollos artísticos espectaculares. El primero de ellos, ‘The secret behind the barrel’, se enmarca dentro del programa Genios de Otazu. Se trata de una obra de 3 x 3 metros que juega con el efecto de la luz y la sombra interrogando al espectador sobre los límites del dibujo y la escultura, de lo físico y lo etéreo.
En segundo lugar, ‘Red cúbica VII’ es una obra configurada a partir de eslabones en forma de cuadrado que enlazados forman una red tridimensional, un rizoma que puede prolongarse hasta el infinito. La obra explora, a su vez, las posibilidades de interferencia de los colores primarios -rojo, amarillo y azul- entre sí y con la luz del espacio.
Si a estas obras maestras añadimos la selección de vinos de la bodega, un paraje bellísimo, un museo del vino y una oferta enoturística inolvidable, Bodegas Otazu se convierte, sin duda, en uno de los destinos para los amantes del vino, y del arte.