Todo lo que debes saber sobre la dieta proteica

Más del 80 % de los españoles que empiezan una dieta, reconocen haber fracasado en el intento.

Doctor Iván Mañero. 12/06/2017

Proponerse perder peso cuando llega el buen tiempo acompañado de la terrible operación bikini o bañador (sí, ellos también se suman) es fácil. Conseguirlo sin sufrir ansiedad, sin el temido efecto rebote o sin desesperarnos por no conseguir el objetivo deseado, es lo más complicado. De hecho, más del 80 % de los españoles que empiezan una dieta, reconocen haber fracasado en el intento. Y, esto, teniendo en cuenta que la motivación principal de nueve de cada diez personas que deciden rebajar su peso es la de mejorar su salud. Y no van errados; la Organización Mundial de la Salud considera que la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial.

Entonces ¿qué falla? Cuando fracasamos con una dieta, el efecto rebote no es solo volver al peso inicial e, incluso, a unos cuantos kilos más, sino también incluye la insatisfacción personal que supone no conseguir un reto que suponemos que está en nuestras manos. Las claves para conseguir el éxito esperado a la hora de seguir un régimen para adelgazar es una conjunción de varios factores: un acompañamiento profesional que nos guíe correctamente teniendo en cuenta nuestra salud (la mitad de las personas que se proponen perder peso se autoprescriben su propia dieta), una motivación adecuada, constancia y ejercicio físico. 

Con el verano a la vuelta de la esquina, las dietas se multiplican

Pero debemos tener en cuenta que de nada servirá conseguir el peso ideal si la dieta que hemos llevado a cabo no nos “inculca” unos hábitos de alimentación saludables que perduren en el tiempo. Con ello no queremos decir que estemos siempre a régimen, sino que no volvamos a caer en todo aquello que nos llevó a estar por encima de nuestro peso saludable.

Dieta proteica: perder peso rápido, pero con salud. Una de las mejores elecciones para conseguir el objetivo es la dieta proteica porque:

  1. Favorece la pérdida de peso eliminando las grasas saturadas y poco cardiosaludables. 
  2. Ayuda a reducir el apetito. Cuando ingerimos un alto contenido de proteína se envía una respuesta al cerebro informándole que ya estamos saciados, por lo que tiene un efecto “quita hambre”. Esto no solo nos ayuda a comer menos calorías, también nos ayuda a luchar contra el picoteo y los antojos provocados por la ansiedad.
  3. Además de reducir la ingesta de calorías, aumenta el gasto calórico. Nuestro organismo gasta más energía al digerir y metabolizar la proteína que otros nutrientes. 
  4. Previene la pérdida muscular propia de otro tipo de dietas, y esto protege también la tonicidad de la piel (evitando la flacidez).
Dieta proteica, adelgazar con salud es posible

La dieta proteica consta de cinco ingestas (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena) que no debemos saltarnos ni por extensión (es decir, el “picoteo” no es bueno) ni por omisión (no vale aquello de “si no ceno, adelgazaré antes”). Porque si comemos menos de lo aconsejado, el organismo que es muy inteligente, decidirá no gastar tanto y lo único que conseguiremos será ralentizar nuestro proceso de adelgazamiento.

Para alimentar correctamente a nuestro organismo necesitamos ingerir agua, vitaminas, minerales, proteínas, glúcidos y grasas (sí, también son importantes). La dieta proteica lo que pretende es aumentar ligeramente las proteinas y el agua, mantener la ingesta de vitaminas y minerales, y reducir las grasa sin eliminar las cardiosaludables. Lo que sí borramos de la lista (aunque luego los iremos introduciendo de manera paulatina y más saludable) serán los azúcares, tanto los carbohidratos como los azúcares ocultos. A las pocas horas de iniciar la dieta proteica, el cuerpo entra en cetosis.

La cetosis, cómo influye en el organismo

¿Qué es la cetosis?
Para realizar todas sus funciones, el cuerpo necesita energía y para obtenerla de manera rápida metaboliza la glucosa (los azúcares). Sin embargo, nuestro organismo, aunque tiende a acumular la grasa que no necesita, no es capaz de almacenar una cantidad excesiva de glucosa. Por ello, al suprimir la ingesta de hidratos de carbono y otros azúcares, el cuerpo tiene que buscar otra manera de obtener energía y acaba consiguiéndola quemando las reservas de grasa. Esto es lo que conocemos como cetosis.

Las ventajas evidentes: que quema las grasas, que tiene un efecto “corta-hambre” y que produce un cierto estado de bienestar. El pequeño inconveniente es que también produce cuerpos cetónicos y estos, al principio, pueden convertirse en una sensación de cierto cansancio y en mal aliento. Lo primero, dura a penas los primeros días. Lo segundo, se combate con unas pastillas de menta o sprays sin alcohol, pero ¡ojo!, deben ser sin ningún tipo de azúcar que pudieran interrumpir el proceso de adelgazamiento.

La dieta proteica, junto con asesoramiento y ejercicio, es ideal para adelgazar con salud

Por ejemplo, los chicles sin azúcar que hay en el mercado no funcionan, por lo que es mejor dejarse aconsejar por un profesional. La dieta proteica suele pautarse en cuatro etapas que va introduciendo proteína animal, productos lácteos, frutas, féculas, legumbres, pan, almidones… de manera progresiva hasta llegar a una fase de equilibrio. Y, siempre, apoyado por micronutrientes que aseguren que a nuestro organismo no le falte de nada.  

Pero no todo es dieta, el deporte también es importante. No se trata de matarnos en el gimnasio dos horas al día, pero sí de comprometerse a realizar una actividad física diaria como caminar, ir en bicicleta o bailar una media hora al día, para que los resultados sean aún más rápidos y estéticamente más armoniosos (si la dieta nos hace perder peso, el ejercicio remodela la figura). Así, al mismo tiempo que perdemos peso, vamos ganando en hábitos de vida saludables.

El asesoramiento es una fase indispensable en la dieta

¿Dieta proteica casera? ¡No!
Podemos sentir la tentación de intentar hacer este tipo de dieta para perder peso de manera casera y sin supervisión profesional: total es cuestión de comer más carne y pescado, beber más agua y olvidarnos del azúcar, el pan y los cereales. Pero no es tan sencillo. Para empezar, porque cualquier ingesta de azúcares, vengan de donde vengan y por pequeña que sea (y esto no es nada fácil de controlar), romperá la cadena que nos llevará a perder peso. Pero, sobre todo, porque lo prioritario es cuidar de nuestra salud. Solo un profesional analizará nuestro historial médico de manera adecuada, nuestro estado de salud antes de empezar la dieta y nuestra evolución. Y solo un profesional sabrá qué suplementos deberemos tomar mientras dure el proceso para que nuestro cuerpo no solo pierda peso, sino también gane salud.

Además, el acompañamiento del profesional nos ayudará a ser más fuertes para afrontar los momentos más delicados, a comprometernos con más ahínco con el proceso, a introducir los alimentos en nuestra dieta de manera adecuada y a consolidar unos hábitos alimentarios correctos que nos permitan mantener el peso conseguido a lo largo del tiempo.

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