Sogetsu: la poesía del Ikebana
La escuela de Ikebana Sogetsu marcó un hito en la historia del arte floral japonés. Hoy, 90 años después, lo celebra con una espectacular instalación.
Un jardín de piedra realizado por el artista Isamu Noguchi está incrustado en el lobby del edificio Sogetsu Plaza en el centro de Tokyo. Tomando dicha plataforma como estructura, Oki Sato y su firma de diseño Nendo, cubrieron el recinto con una hiedra hecha 40 mil chapas de acero inoxidable cortadas en rombos pulidos para tener el efecto reflectante de un espejo. Los pedazos de metal crecen como tentáculos hasta inundar la piscina vacía que yace en lo más alto. El resultado es futurista y poético e impresiona por su potencia y delicadeza.
Sogetsu School nació con Sōfu Teshigahara. De pequeño quería ser pintor, pero se dio cuenta de que la antigua técnica floral japonesa era su medio. Aprendió que el Ikebana debe tomar y expresar el sentir del material, expandirse en tercera dimensión y encontrar el balance en la asimetría. Sin embargo, mantuvo que una vez alcanzada su destreza, las estrictas normas del arte floral pueden romperse. «Solo un espíritu libre es capaz de crear», sostuvo.
Fue fiel a los principios inmutables pero se abrió a nuevas formas y materiales (no únicamente flores). La filosofía de Sogetsu abrió las puertas a los extranjeros. Ahora el Ikebana no sería un arte ejecutado exclusivamente por japoneses.
90 años después, la nieta de Sōfu y maestra, Akane Teshigahara, es otra adalid de la libertad para crear. Sostiene que los materiales y el contenedor con que se trabajan pueden ser los mismos, pero el resultado dependerá de la persona que lo realice, el momento que atraviesa y el lugar donde viva.
La hiedra de espejos de acero inoxidable con que la escuela recibe por estos días a sus visitantes sirve, obviamente, como caja de exhibición a los arreglos que los profesores y alumnos realizan. Los diseños van desde miniaturas a bicitaxis convertidos en recipientes de flores y ramas.
La sensación es la de entrar en un caleidoscopio donde el color y las formas de los diseños florales crean un mundo paralelo y único según dónde se mire. Una puesta en escena poética que conjuga piedra, acero e Ikebana con fuerza y sutileza. *Portada: Ikebanas de gran tamaño sobre bicitaxis son parte de la exhibición. Fotografía de Kozo Sekiya.