Puig apuesta por la moda

La compra del 25% de la Sociedad Textil Lonia por parte del Grupo Puig a LVMH muestra la estrategia del grupo catalán de expandirse en la industria de la moda.

Leeson. 15/10/2014
El grupo Puig, uno de los que aparece entre las grandes marcas que arrasan fuera

La reciente compra del 25% de la Sociedad Textil Lonia por parte del Grupo Puig al gigante LVMH es una clara muestra de la estrategia del grupo catalán, uno de los buques insignia del sector de perfumería en España, de expandirse en la industria de la moda como motor de crecimiento.

Aunque no hay una cifra oficial, se ha publicado que el importe de la operación se situaría entre los 70 y los 100 millones de euros, una cifra escasa para el potencial del Grupo Puig pero muy clara en términos de estrategia.

Puig es un reconocido operador del mercado de perfumería, donde controla marcas como Nina Ricci, Paco Rabanne o Jean Paul Gaultier y comercializa otras como Prada y Valentino, entre otras. De hecho, es la sexta empresa del mundo en su sector con un 8,6% de cuota de mercado en el negocio de perfumería selectiva.

Su objetivo es crecer en el mundo de la moda para diversificar sus fuentes de ingresos, con el objetivo de que este negocio suponga una buena parte de su facturación en el futuro (sus ingresos actuales rondan los 1.500 millones de euros).

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Puig controla marcas como Nina Ricci

En este objetivo es donde se enmarca la compra de esa participación en Sociedad Textil Lonia. Esta empresa, casi desconocida para el gran público, es una de las grandes distribuidoras de moda en España. Ingresa casi 300 millones de euros anuales, tiene 2.000 trabajadores y cuenta con una red de distribución de más de 500 establecimientos, de los que destacan los 280 puntos de venta de Purificación García y otros 236 de CH Carolina Herrera. Esta última marca pertenece a Puig, pero es Lonia la que controla la licencia para la producción y distribución de la línea de moda.

Los propietarios de Lonia son los hermanos Domínguez (Francisco, Josefina y Jesús), que montaron esta empresa en 1997, cuando se separaron de su hermano, Adolfo Domínguez, por diferencias en la gestión de la firma que lleva su nombre. Un año después de fundar la empresa lanzaron la marca Purificación García y en 2001 llegaron a un acuerdo con Puig para lanzar la enseña de ropa CH Carolina Herrera. La sede de la compañía está en Orense y su estrategia ha sido posicionar las marcas que gestiona en un segmento medio-alto de la industria.

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Los hermanos Domínguez llegaron a un acuerdo con Puig para lanzar la enseña CH Carolina Herrera

La compra es, sin duda, un buen paso estratégico del Grupo Puig para crecer en moda. Su presidente, Marc Puig, ya ha declarado en diversas ocasiones que está abierto a realizar adquisiciones para acelerar este crecimiento.

La empresa puede permitírselo: el año pasado ganó 176 millones de euros y su endeudamiento es nulo, con una posición de caja neta positiva. Este intento de diversificar puede venir en parte animado por la potencial pérdida futura de alguna de las marcas de perfumería que opera (como Valentino, cuya licencia termina en 2016), pero es cierto que después de una década de crecimiento orgánico una compra puede ser positiva si se combina bien con el negocio actual de Puig.

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